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Victoria Anderson

- ¿Quién te crees para venir anoche a mi casa a gritarme? –

-Buenos días, señora Anderson- asentí con mi cabeza mientras mantenía mi celular pegado en mi oreja

-Te dije muy bien que no quiero ni un peso de ti, no estuviste en todo el puto embarazo para acordarte ahora de tu hijo- no me importaba que mis empleados me escucharan

Mi secretario me abrió la puerta de mi oficina.

Iba como alma que lleva el diablo.

-El juez me dio toda la custodia de Emilio-

-Demándame otra vez y te saldrá la manutención más cara, te lo juro por mi madre- corte cabreada la llamada

-Su exmarido- asentí

-Ahora que mi hijo tiene cinco viene a aparecer. Lleva cuatro putos años sin pasarme dinero y sin buscar a Emilio- me senté en mi silla agotada

-No es para menos con tremenda noticia que azotó el país hoy- me paso su tableta

Ahí volvía a estar en primera plana cerrando uno de los contratos mas grande de la historia.

-La gran chef Anderson importara sus recetas a mercados extranjero- bufe para devolverle su tableta

-¿Niñera?-

El solo negó con su cabeza.

-¿Qué tenemos para hoy?- me saque el saco que me había colocado por el frio

-Reuniones, lo mismo de siempre- me reí

-Al medio día mi madre traerá a Emilio- el asintió

-Lamento tenerte que usar como niñero, pero es con quien único se la pasa bien-

-No se preocupe Emilio es un niño bien portado- me reí por su comentario

-Contigo nada más-

-Adelante- dije al escuchar como tocaban mi puerta

-Señora Anderson en minutos es la prueba para los nuevos chef- asentí

No me gustaba ir mucho al reclutamiento de los chef porque espero mucho de ellos y siempre recibo bien poco.

-¿Cómo vamos con la receta del sirlon?-

-No tan bien los equipos están tratando de descifrar con que otra carne se puede hacer para que sea más económico.

-¿Los restaurantes?-

-Subiendo como la espuma, ambos restaurante recibieron una estrella mas de Michelin por lo que tenemos tres en ambos lugares- sonreí automáticamente

-¿La repostería?-

-Los números nos dice que hicimos una buena selección en el menú-

-Que haría sin ti Wilfredo-

-No lo se- el arreglo sus espejuelos.

-Vamos que es hora de la primera reunión-

Salimos de mi oficina hacia la sala de juntas.

Esta quedaba en el centro de todo siendo en cristal.

Al entrar todos se pusieron de pie para saludarme.

Tome mi lugar y dimos inicio a la primera reunión.

Aquí vamos de nuevo- pensé

Casi todos los días era lo mismo.

¿Cuando tendré un día para mi hijo?

-¿La presentación?-

Rápidamente me dieron unos papeles.

Mi Hijo | Nuestro HijoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora