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Damon Bonnet

-Amor que ya termine con mi trabajo aquí- ella me miraba incrédula mientras desayunábamos en el restaurante cerca del hotel

-Todo me parece muy perfecto- ella se cruzo de brazo

-Hice maravillas para poder estar contigo y con nuestros hijos- vi como se formo una sonrisa en sus labios

-Son lo más importante para mi y no quiero perder el tiempo cuando los tengo aquí-

Vi como la mesera se acerco hacia nosotros

-¿Todo salió bien?- asentí mientras ella me pasaba una servilleta

Otro chico se acerco con una taza de café.

-No recuerdo haber ordenado un café- lo mire confundido

-El chico de allá se lo manda a su hermana- señalo a Victoria para colocar el café frente a ella

-Pues dígale a ese idiota que ella es mi esposa y que mire a otro lado- le devolví el café

-Lamento el inconveniente- el chico se disculpo, pero se que no era su culpa

Soy un celoso de mierda, pero defiendo lo que amo.

-Celos cuando miras a otra chica tengo celos- canto riéndose

-Cantare eso mismo cuando pase al revés- le lance un beso

-Lo de "Mi esposa" me gusto- dijo haciendo las comillas

-Espero que te guste más cuando lo seas legalmente- levante mi ceja para comer de mi plato

Emilio nos miraba atento mientras él intentaba comer todo su desayuno.

-Cuando termine de comer no lo limpies, estoy tratando que aprenda a hacerlo solo- asentí

Quería siempre estar en la misma linea de crianza que ella.

Sé que los dos apenas estábamos aprendiendo de todo esto y me parecía perfecto para cuando vinieran los demás.

-¿Tengo algo en la cara?- negué

No sé que ella tenía hoy que no la podía dejar de mirar.

-Hoy tienes un brillo espacial- sonreí para terminar mi desayuno

-Necesito ir al baño- asentí para que ella se pusiera de pie

Emilio levanto sus manos esperando que limpiara sus labios.

-Debes hacerlo tu mismo, eres un niño grande- le pase la servilleta

El primero la miro y no sabía ni qué hacer.

Hice como si limpiara mis manos con otra servilletas para que él me imitara.

Lo hice como unas cinco veces hasta que él se limpio sus manos.

Luego hice lo mismo con mi boca.

Claramente no se limpio muy bien, pero con qué lo intente vale mucho.

-¿Estas bien?- mire a Victoria

-Si, solo algo no me sentó bien- asentí sin tomarle importancia

Ella ordeno un postre para compartirlo con Emilio y se me hacia raro que aunque algo no le sentó bien ella había pedido algo más.

-Aquí su postre- volvió el mesero confundido, era muy temprano en la mañana para ordenar un postre, pero así estaba ella hoy

-Creo que mejor ni lo intento- ella tuvo una nausea

Mi Hijo | Nuestro HijoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora