˚45˚

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Victoria Anderson

-¡DAMON!- grite al sentir un dolor mientras me baña

-¿Qué pasa amor?- el entre al baño ya todo arreglado para su trabajo

-Tengo dolor- agarre mi abdomen

-Vamos al hospital- él trataba de mantenerse calmado

No le importo mojarse las mangas de su saco para lograr apagar el agua de la ducha.

-Amor necesito que por lo menos te pongas ropa- me ayudo a volver a la habitación.

El dolor era punzante y solo me recordaba al día en que tuve a Emilio.

Me coloque un traje y unas bragas lo más rápido posible.

-Vamos- él había tomado la mochila para los bebes.

-Solo me quedaba un semana- me queje

-Tranquila- él andaba haciendo unas cosas en su celular

-Le pediré a tu mamá que busque a Emilio- asentí subiéndome al auto con su ayuda

Sonreí cuando él se monto y condujo todo el tiempo con una mano en mi abdomen.

-¿Crees qué nazcan hoy?-

-Posiblemente- fui sincera

-¿Ya te sabes sus nombres?- lo mire un segundo para que él asintiera

-Confío en ti- susurre para intentar respirar como había aprendido en las clases de parto

Luego de una media hora llegamos al hospital.

Me llevaron directo al area de parto en donde me colocaron la maquina para mantenerme en vigilancia junto a los latidos de los bebes.

-Me preocupas amor- Damon se hizo un espacio en mi camilla

-No quiero que nada salga mal- susurre con miedo

-Nada saldrá mal amor- el me abrazo suavemente

-No se si están en posición o no- lo mire

-Confiemos que están en posición- asentí para pegarme a él en el momento en que sentí otra punzada

-Ahhhhh- me queje apretando su saco

Él no se había cambiado todavía.

-Todo Sandra bien- susurro para besar mi frente

Ya comenzaba a sudar del dolor que tenía.

-No puedo creer que posiblemente hoy los vea- sentí como acaricio mi abdomen y los dolores se calmaron un poco

-Deja tu mano ahi- la volví a colocar al sentir como los bebés dejaban de moverse

-No puedo creer que todos nuestros hijos te prefieren- lo mire un segundo

-Te amaran también amor- él sonrío

-Todo esto me cansa- cierre mis ojos

Pasamos en el hospital unas cinco horas hasta que sentí un liquido en mis piernas.

-Amor llama a la enfermera- intente sonar calmada

El salió casi corriendo.

-Veo que la fuente ya se rompió- ella volvió a revisar

-Tenemos que entrar en parto ahora, ya se puede ver una cabecita- asentí respirando pausadamente

Ella me quito la maquina para empujar mi camilla y sacarme de la habitación, todo pasaba muy deprisa antes mis ojos.

Mi Hijo | Nuestro HijoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora