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Victoria Anderson

-¿Hombre que no es malo que se llama Damon? – mire a mi hijo por decima vez

-Emilio él está trabajando- me estacione en el restaurante que hoy nos daría de comer

Apague el auto para bajarme primero y luego bajarlo a él.

-Mano- el rápidamente tomo la mía

-Extraño- hizo un puchero

-Lo llamamos después- lo tome en mis brazos para caminar un poco más rápido.

Realmente moría de hambre.

-Reservación de Anderson- mire a la chica que estaba en la entrada

-Un segundo- busco en su ordenador algo antes de dirigirme a nuestra mesa

Rápidamente le trajeron a mi hijo una hoja para colorear y tres crayolas.

Él se entretenía con facilidad, pero lo más seguro es que hasta la mesa termine pintada.

-No te salgas de la línea-

El asintió, pero sé que no duraría mucho.

-Buenas mi nombre es José y seré su mesero en la tarde de hoy- asentí sonriendo

-¿Qué les puedo ofrecer?-

-Me traes un vaso de agua y un jugo de china natural para niño luego de que la comida llegue- el asintió- para mí una limonada natura y de comida quiero el plato del día y unos Nuggets con papa majada- el asintió anotando todo

-Regreso pronto-

-Mami- levante mi mirada a mi hijo

-Mira, yo tu- me reí

-Tú y yo, el burro adelante para que no se espante- el me miro confundido

-Es un dicho amor-

El mesero nos trajo un pan cortesía de la casa.

-Quielo- Emilio estiraba su mano, pero no podía alcanzar el pan

-Te ayudo- le pase un pedazo

-Oh- soltó el pan mientras señalaba a alguien

Al levantar mi mirada ahí estaba él con una mujer.

Pero ¿porque me dolía?

-Hola- nos saludó nervioso

¿Quién era ella?

-¿Los conoces?- la mire

No era para nada fea, al contrario, su belleza era indescriptible.

Su porte era magnifico.

-Vamos a nuestra mesa- ella lo halo

Vi cómo se alejó de nosotros sin decir nada más.

A lo lejos note como él le sacaba la silla para que ella se sentara.

-Mami- sentí la mano de mi hijo en mi mejilla

-¿Qué pasa?-

-¿Qué pasa?- repitió mi pregunta mientras levantaba sus manos

-Pasa que mamá te ama mucho- bese su mejilla causando que se riera

-Aquí esta su comida-

-Gracias-

Emilio espero a que el mesero colocara todo en su lugar antes de comenzar a comer.

-¡Ah!- grito cuando se metió la papa majada a la boca

-Esta caliente- le pase su vaso con agua

Sus rostro rápidamente se llenó de lágrimas.

Mi Hijo | Nuestro HijoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora