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Damon Bonnet

Ella tenía un hijo.

-¿Por qué carajos no me lo dijeron?- mire a mi secretaria

-Saben que llevo seis putos años detrás de ella- subí a la camioneta

Había esperado tanto para lograr trabajar con ella para enterarme de esto.

-Saben como odio que no me digan las cosas- tome mi tableta para entretenerme un poco

-Pensamos que no era tan pertinente- bufe

-Claro como que tampoco era pertinente decirme que estaba casada- mostré la noticia

-Que me cogí a la esposa de mi amigo y me enamore sin saberlo- respire enojado

Mi secretaria sabe toda mi vida ya que siempre le toca limpiar mi imagen. Tampoco es que no supiera esa noche quién era ella a pesar de que en la habitación no había luz. Sin duda esa fue la mejor noche de mi vida y jamas se podría repetir con nadie más. 

Bueno aclaremos lo que paso hace cinco o seis años atrás.

Una noche en una fiesta de disfraces termine teniendo sexo con Victoria, ella quizás ni me recuerde por la borrachera que tenía encima, pero para mi fue el mejor sexo de mi vida.

¿Su esposo?

Erick Jones mi ex mejor amigo, claro terminé la relación con él cuando me acosté con su esposa.

Escucharla gemir su nombre fue lo más doloroso para mí.

-Señor Bonnet- mis recuerdos se vieron interrumpidos

-Si- mire a mi secretaria

-Olvidamos el portafolio en la empresa Anderson- suspire

-Lo buscare- susurre al ver el gran edificio cerca

El chofer se estaciono y arregle mi saco.

Tome el elevador para ir directo al piso que anteriormente estaba.

Cuando las puertas se abrieron un pequeño cuerpo choco conmigo.

-¡Emilio!- ahí escuche su voz

-Hola- mire al niño

-No deberías ir corriendo por ahí- lo tome en mis brazos

El pequeño no pesaba nada.

Su madre llego hasta mi corriendo.

-¿Qué te he dicho de correr en la oficina?- intento quitármelo, pero el niño se aferro más a mí

-Siento- se disculpo rápidamente

-¿Qué hace acá?- ella volvió a su compostura de jefa mientras yo aun tenía al niño

-Deje el portafolio- señale la sala de juntas

Ella en silencio hizo un además para que pase.

-¿Por qué estabas corriendo?- mire a Emilio

-Mami comprara helado- junto sus manos

-Pues no deberías correr cuando estas con mamá- tomé mi portafolio y salí de nuevo

-Señorita Anderson- hice como si le pasara a Emilio, pero él no se soltaba

-No quielo- se quejo abrazándome de mi cuello

-Bajemos juntos en el elevador-

¿Ella no me recordaba?

-¿Me recuerdas?- ella me miro unos segundos

-No tengo memoria de pez, es el Señor Bonnet- sonrió

En definitiva, no me reconocía.

Mi Hijo | Nuestro HijoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora