˚17˚

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Victoria Anderson

-Damon- gemí al sentir como me hacia suya

Sentir sus caricias hizo que recordara esa noche.

-Eres mía nena- susurro antes de besarme como esa noche

-Te deseo como nunca-

-Eres la mujer más hermosa y la única que siempre desee- escucharlo decir todo eso me gustaba

Me hacía sentir especial.

Me tomo en sus brazos sin salir de mi interior para acostarme en mi cama.

Es la primera vez que lo hacía con un hombre en mi casa, bueno mejor dicho que lo hacía con alguien desde que tuve a Emilio.

Un gemido fuerte salió de mis labios mientras el intentaba besarme.

-Nena no despertemos a Emilio- asentí mientras sentía como salía y entraba en mi

Mordí sus hombros repetidamente para no gemir fuerte.

Cambiamos de posición para hora yo quedar sobre él y llevar el ritmo.

Sus manos estaban en mis senos todo el tiempo.

Moví mis caderas más rápido buscando llegar a mi orgasmo.

-Nena- gimió tomando mis caderas para intentar que no me moviera tan rápido.

-Que me vengo- gemí al sentir como mi vagina se contraía

Mi espalda se arqueo para caer sobre él

Damon no detuvo sus movimientos hasta que él también se vino en mi interior.

Mi respiración estaba entrecortada, pero aun así continue moviendo mis caderas.

Quería un poco más.
-Espera nena- salió de mi interior para luego hacer que me bajara.

Podía ver que su miembro seguía erecto.

Como pudo me dio la vuelta en la cama para subirse por mi espalda.

Sentí como dejo besos en mi espalda para luego entra en mí de nuevo.

-Te deseo como nunca- mordió mi oreja mientras se movía sobre mi

Era una posición que jamás había hecho, pero dios era lo más excitante.

Con su mano golpeo mi trasero dejándome un leve ardor.

Mis gemidos los calle con la almohada.

Sus movimientos fueron más rápidos haciendo que los dos llegáramos a nuestro orgasmos.

Él se quedó recostado sobre mi para luego salir de mi interior y abrazarme.

Ninguno decía nada.

-Mañana comprare la pastilla- el asintió

Bese su pecho para dormirme.

No quería que él se fuera, pero a la misma vez no se lo quería decir.

El tomo la cobija y cubrió nuestra desnudez.

Se que en un punto debía despertarme para colocarme ropa por si mi hijo me necesitaba.

***

-Nena- sentí caricias en mi espalda

Abrí mis ojos y ahí estaba él vestido a mi lado

-¿A dónde vas?- lo abrace

-A mi casa, debo darle comida a Estela y sacarla a hacer sus necesidades- asentí aun medio dormida

Mi Hijo | Nuestro HijoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora