Josephine
Estaba nerviosa, mucho. La simple presencia de Pablo siempre me ponía nerviosa y más cuando me miraba así, ni siquiera sabía describir esa mirada no podía descifrarla por más que lo intentara.
Jamás me había pasado eso, aprendi desde muy niña a leer a las personas por sus gestos o su manera de hablar y al principio con Pablo fue fácil, pude analizarlo un poco, pero desde que me besó —más bien lo besé— fue como si tuviera un bloqueo y ahora me era casi imposible ver a través de él cundo antes me bastaba solo con mirarlo a los ojos para saber en lo que pensaba. Era en realidad frustrante.
Mi teléfono repicó en el tocador de Natalie y me dirigí a tomarlo casi al instante, me era muy difícil caminar con el vestido y sobre todo con los tacones, hacia años que no los usaba. La última vez que lo hice fue para la boda de una prima y Lu me había prácticamente obligado a usarlos.
En el texto era Alex, no sabía cual era el frasco de las pastillas del dolor, en cuanto le dije que me dolía la pierna se fue casi corriendo con Nat por ellas; aunque insistí en que no era nada esta vez me dolía un poco más que de costumbre y aunque podía tolerarlo sabía que si no tomaba esos calmantes ahora, toda la noche me dolería y no podía hacerle eso a Henry. Mientras le respondía a Alex pude ver por encima de mi teléfono que Pablo seguía mirándome sin ninguna discreción y estaba comenzando a ponerme más nerviosa.
— Pablo, ya deja de mirarme. Me estás poniendo nerviosa.
— Si, —dijo apartando la mirada apenado— lo siento es que jamás te había visto así.
— ¿Así como? —subí la mirada hacia él y tocó su nuca nervioso.
— Pues así con vestido... es que creo que nunca he visto que a alguien le quede tan bien un simple vestido.
— Hmm... ¿gracias?
—rio y se acercó a mi al instante en el que volví a dejar mi teléfono en la mesa, y tomó mi mano— ¿Y si no vas?
— ¿Qué? —dije sorprendida.
— No vayas con él, quédate conmigo y podemos no sé... ¿ver una película? O quizá ir a cenar. O ya se podrías enseñarme esos discos de los que hablabas.
— Oh claro y podríamos invitar a Alex y a Natalie de paso para ir a cenar todos juntos como una familia feliz. —dije con sarcasmo y rió— Vamos Pablo sabes que eso no se puede hacer. Además se lo prometí a Henry, no puedo cancelarle así de la nada faltando media hora.
— Claro a él no lo dejas plantado pero a mi no me respondes los mensajes— murmuro y puse los ojos en blanco.
Estaba apunto de decir algo cuando se escuchó la puerta de la entrada luego del sonido de alguien subiendo las escaleras, instintivamente me aparte de Pablo y me senté en la cama. Natalie entro de la mano de Alex sonriéndole pero dejo de hacerlo cuando vio a Pablo parado en medio de la habitación con el ceño fruncido, Alex de inmediato giró su cabeza para mirarme y me encogí de hombros.
— ¿Qué haces aquí? —le preguntó Natalie a su hermano.
— Pues aquí vivo —dijo sarcástico y ella puso los ojos en blanco.
— Me refiero en mi habitación, con Jo. ¿Que te paso en la cara?
— Nada... una diferencia con un chico del equipo eso es todo.
— ¿Y qué haces aquí con Jo? —dijo Alex insistente.
— Relájate, estaba buscando a Nat. ¿Sabes donde está mi balón? Desde octavo no lo uso y voy a salir con Jay y Valery —dijo mirándome discreto.
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El Día En Que Mire Las Estrellas En Tus Ojos
RomanceElla no encajaba en ningún lugar. Él encajaba en todas partes. ¿Puede el amor sanar un corazón que se ha roto en mil pedazos?