Josephine
Al llegar a mi habitación me recosté sobre mi cama a esperar a que Alex apareciera con su gran entrada. Revise mi celular y tenía muchos más mensajes de los que vi antes. El primero de mis hermanas, preguntándome porque no respondía a sus mensajes, les contesté algo rápido y me pase a los siguientes tres mensajes.
Eran de papá, era la primera vez que me enviaba un mensaje desde que me fui. El mensaje decía que solo me hablaba para contarme que estaba bien y que me extrañaba, que ansiaba poder verme pronto. Le conteste que que yo igual y le di las gracias por el regalo. Justo en el momento en que lo envié me llegó un mensaje de Pablo que dude en contestar:
Pablo: Necesitamos vernos de nuevo. En verdad tengo que hablar contigo.
Jo: Creo que lo mejor sería mantener distancia, Pablo.
Pablo: ¿Pero por qué? ¿Qué hice?
Jo: Nada, pero no puedo seguir engañando a Alex.
Ni seguir engañándome a mi misma porque me hace daño estar contigo, añadí para mi misma.
Pablo: No es justo, me diste tu palabra. Además necesitamos vernos.
Jo: ¿Por qué?
Pablo: Tengo algo que es tuyo.
Jo: ¿?
Envió una fotografía donde se mostraba claramente que tenía mi collar, me toqué el cuello asegurándome que no lo llevaba puesto y en efecto, no estaba. Debió caérseme cuando él estuvo a punto de besarme y ni siquiera lo noté por salir rápido del auto.
Pablo: Si quieres recuperarlo, tendremos que vernos para eso ¿no te parece?
Jo: ¿Acaso te rindes alguna vez?
Pablo: No suelo hacerlo.
Jo: Esta bien, mañana te veo en la cafetería de siempre.
Pablo: Claro, hasta entonces.
De acuerdo debo admitir que no esperaba este intercambio, como pude estar tan distraída para no notar que se me cayó mi collar. Desde que Will me lo obsequió aquel día en mi cumpleaños hace tantos años no me lo quitaba para nada, fue un regalo muy especial.
A decir verdad el hecho de que Pablo lo tuviera me reconforta un poco, si lo hubiera perdido en algún otro lugar no me lo habría perdonado jamás. A pesar de que era solo algo material era muy importante para mi, cada vez que lo miraba, cada vez que lo rozaba con los dedos o se atoraba con mi cabello llegaba a mi mente la imagen de lo que sucedió y me hacía recordar lo que era y que no merecía ser libre de la opresión que me generaba tenerlo. Sin él me sentía expuesta y vulnerable.
Siempre tan dramática...
Le mandé un mensaje a Alex preguntándole dónde estaba, porque había pasado una hora desde que me dijo que vendría por mi y no llegaba, no me importaba que no viniera, solo que me preocupaba por él, sentía como si algo no estuviera del todo bien.
Algo me decía que le había pasado algo, por lo que decidí llamar a quien de seguro iba a decirme donde está. Natalie y si ella no sabía Henry lo haría, esos dos eran como chicles, andaban de aquí para allá juntos todo el rato. Llame a Natalie y esperé a que contestara, no lo hizo la primera vez así que decidí intentar una vez más y esta vez si lo contestó pero me quedé helada al oírla llorar desconsoladamente.
— ¿Nat? ¿Qué ocurre? ¿Estas bien? —solo escuchaba sollozos y mucho ruido del otro lado de la línea— Natalie me estoy comenzando a preocupar ¿qué pasa?
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El Día En Que Mire Las Estrellas En Tus Ojos
RomansaElla no encajaba en ningún lugar. Él encajaba en todas partes. ¿Puede el amor sanar un corazón que se ha roto en mil pedazos?