Pablo
La vi alejarse en la motocicleta dejándome parado justo en su lugar a través de la lluvia totalmente confundido ¿a que había ido? ¿Por qué no me había llamado? ¿Donde estuvo las últimas dos semanas? ¿Por qué no respondía mis mensajes?
Me preguntaba cientos de cosas mientras entraba de nuevo en la casa. Jay, Valery y Havana estaban muertos de risa sobre no sé qué cosa en el suelo del salón, pero en cuanto Jay noto mi presencia le clavo ligeramente un codo a Val para que se callara que hizo lo mismo con Havana.
— ¿Y bien? —preguntó Jay fingiendo que organizaba las cartas del suelo— ¿como te fue?
— No lo sé. Ella... se fue.
— ¿Se fue? —preguntó Valery confusa— pero ¿discutieron o algo?
— No, solo se fue sin decir nada.
— ¿Que te dijo en la puerta? ¿Te reclamó por algo? —curioseó Jay mirándome.
— No, más bien parecía que estaba disculpándose —se miraron entre ellos confundidos y continué—. Si, me dijo que se ha comportado como una imbecil todo el tiempo y que nada de esto era culpa mía, después iba a decir algo sobre ella pero se detuvo cuando Havana salió a buscarme y se fue. Luego fui detrás de ella y me preguntó quien era ella y luego dijo que ¿nos veíamos bien juntos? ¿Eso que se supone qué significa?
— No es verdad, —dijo Jay acercándose a mi— dime algo ¿se veía triste?
— Cuando llegó no más de lo normal, al contrario era como si estuviera nerviosa. Pero cuando se fue volvió a colocarse esa máscara ¿entiendes?
— Vale, creo que ya se lo qué pasa. Vino aquí a disculparse por lo mal que te ha tratado pero no te dijo todo lo que quería porque Havana salió.
— Sigo sin entender.
— Pablo —dijo Val mirándome cansada— la chica vino a disculparse cuando claramente nunca lo hace e iba a hablarte sobre sí misma pero luego una chica guapa salió detrás de ti ¿así que...?
Me miraron expectantes y puse los ojos en blanco. Siempre querían que sacara por mi mismo las conclusiones pero no podía.
— ¿Se le da mal pedir una disculpa?
— Pablo te quiero pero a veces eres un idiota —murmuró Val y se giró hacia mi—. Se fue y no te habló de lo que sentía porque salió Havana, lo cual asocio con que ustedes dos estaba saliendo.
— ¿Como pudo creer algo así? —pregunté mirándolos confuso— es decir, ¿Havana y yo? No lo creo.
— Vaya gracias —dijo ella comiendo golosinas de un tazón.
— No me mal entiendas, eres linda y eso pero desde que ella apareció no he podido ver a nadie más.
— Ay, que tierno —dijo Valery mirándome como a un cachorrito—. Pero hay que concentrarnos, tienes ir a buscarla.
— Pero ¿donde? No creo que esté en su casa, la he buscado desde hace dos semanas y nunca está, Nat me dijo que llega muy tarde en la noche.
Todos nos quedamos pensando pero en eso recordé que ella me había dicho que cuando su mente estaba a mil por hora le gustaba estar sola y pensar en un lugar sin ruido, pero ¿donde era eso?
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El Día En Que Mire Las Estrellas En Tus Ojos
RomanceElla no encajaba en ningún lugar. Él encajaba en todas partes. ¿Puede el amor sanar un corazón que se ha roto en mil pedazos?