Capitulo 20

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"¿Puedes recordar quién eras antes de que el mundo te dijera quién debías ser?"
—Charles Bukowski.

Pablo

Metí la llave en la cerradura con extremo cuidado para no despertar a mis padres, aunque a juzgar por la hora no creía que hubiera fuerza sobre humana que los despertara.

La casa estaba en silencio total, únicamente se oía el ruido de mis zapatos avanzando por la estancia hasta la cocina.

Estaba muriendo de hambre, no había comido nada desde la tarde por pasármela hablando con Josy sobre un sin fin de tonterías, sonreí al recordar aquel beso que le di a modo de respuesta, estaba seguro de que me alejaría o se enfadaría por haberla besado así, pero en cambio solo sonrió y me dijo que era un tonto para después volver a colgarse la cámara en el cuello y caminar hacia la entrada del jardín, está claro que no la deje irse sola.

Me permitió verla tomar fotos a todo lo que le llamaba la atención, las flores, árboles, animales, el cielo, incluso hasta a mí. No quiso mostrármelas, pero tomó muchas eso era seguro, y yo no me había quedado con las ganas y había hecho lo mismo, prácticamente la galería de mí teléfono tenía más fotos suyas que mías, también me había dejado dibujarla, más bien no se quejó cuando me vio "anotando" según ella, algo en mí libreta.

Se burló de mí como siempre diciendo que si le escribía un poema de amor me golpearía con una rama. Si ella supiera de cuántos dibujos había sido la inspiración, probablemente me llamaría cursi y se burlaría de mí, pero no me importaba en absoluto que lo hiciera, porque ella era así y me encantaba.

Pero lo que más me sorprendió fue el hecho de que por primera vez desde que todo comenzó no se apartó de mí cuando le tomé la mano o acaricié su rostro cuando estaba frente a mí tratando de tomarle una fotografía a una ardilla detrás de mí, no se alejó cuando me mostré cariñoso con ella y la besé de nuevo por sorpresa, solo sonrió y por primera vez desde que la conozco la vi en paz consigo misma, sin esa expresión cansada, ese pesar y tristeza que había en sus ojos todo el tiempo.

— ¿Dónde estabas? —la voz de mi padre me hizo borrar la sonrisa.

— En casa de unos amigos.

— Es curioso porque tu hermana acaba de llegar y me dio la misma excusa. Parece que olvidaron que la hora de llegada es por más tarde las once y no las cuatro de la mañana.

— Se me pasó el tiempo y por Natalie no te preocupes yo fui a dejarla a casa de su amiga e iba a recogerla, pero lo olvidé. No te enfades con ella. —mentí y él lo sabía pero tuvo la amabilidad de pasarlo por alto.

— Vale, y ¿dónde estabas tú? —lo mire cansado y estaba a punto de replicar cuando me interrumpió— No soy tonto, ¿bien? Dime ¿estabas con la chica de los dibujos?

— ¿Que? —levanté la cabeza en cuanto lo oí y fruncí el ceño— ¿de qué hablas?

— Has estado dibujando mucho últimamente y no son distintas personas.

— ¿Estuviste revisando mis cosas?

— Quería saber que estaba pasando en la vida de mí hijo, fui a tu habitación para hablar contigo y la encontré, —murmuró y levantó mí libreta de dibujos para arrojármela con poco cuidado— creo que te dije que te olvidaras de esta tontería.

El Día En Que Mire Las Estrellas En Tus OjosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora