Capítulo 23

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Josephine

Le di un trago más a mí taza de té, me dolía la cabeza.

No había dormido bien desde el día de la fiesta, no podía parar de pensar en Alex y en lo que le había hecho, pero lo que no me dejaba dormir no era eso ni de lejos.

Era el hecho de que por más que trataba de olvidarlo y seguir con mi vida, Pablo no salía de mí cabeza, cada recuerdo me atormentaba peor que el anterior.

No sabía si había hecho lo correcto al terminar con él o si estaba cometiendo uno de los mayores errores de mí vida.

Había pasado casi un mes desde que todo se supo y yo cada vez estaba peor. Me sentía vacía, como si me hubieran arrancado una parte de mí. Ni siquiera quería comer. El día de la fiesta me quede a dormir en casa de Ellie, sabía que Alex no me echaría jamás, pero no quería que se sintiera incómodo conmigo ahí por lo que Ellie me permitió dormir en la que era la habitación de su hija.

Al siguiente día fui a buscarlo, no se molestó en abrirme la puerta cuando toqué a pesar de tener las llaves.

El segundo y tercer día obtuve la misma respuesta.

Fue al cuarto día que me abrió la puerta y solo me miró con decepción antes de volver a cerrarla.

El quinto día me dijo que no quería hablar conmigo.

Al sexto día me grito que me odiaba por ser una mentirosa cuando traté de explicarle todo, cuando cerró la puerta me eché a llorar. Nunca me había dicho que me odiaba y me dolió más que cuando mi madre lo hizo.

Pero lo peor era que era el día de mi cumpleaños, seguía sin gustarme, pero jamás lo había pasado sin Alex, ni una sola vez y eso era lo que más me pesaba.

Ellie estaba en su habitación, quiso cantarme feliz cumpleaños por la mañana pero al ver que no estaba de ánimo prefirió irse, habíamos llegado al punto en el que ella dejó de insistir con que comiera y solo me decía que era una cabezota.

Pase a verla antes de irme, como de costumbre me regaño por no comer y me pidió que fuera aunque sea una vez a la universidad, que me haría bien. 

Harry también me insistió con que comiera algo y me dijo que me sentiría mal después a lo que le respondí que estaría bien, aunque sabía que lo único que me haría sentirme un poco mejor sería que Alex me escuchara por fin. Salí de la casa y subí a la motocicleta.

(...)

Hace mucho tiempo cuando éramos niños me enfadé mucho con él por haberme roto mí bicicleta, dos horas después toco a mí puerta con una caja de pizza y una notita pegada que decía "lo siento". Recuerdo que tomé la pizza y lo saqué de mí habitación, unos diez minutos después lo dejé entrar.

Así que ahí estaba frente a su puerta con una caja de pizza y una nota que decía:

"Lo siento mucho, por favor escúchame"

Toque la puerta y esperé a que abriera, en cuanto lo hizo frunció el ceño y la empujó para cerrarla.

Maldición, ya habíamos vuelto a esa parte.

Detuve la puerta con la mano antes de que se cerrara por completo.

— Traigo pizza.

— Bien por ti —me respondió y trato de volver a cerrarla—. Quita la mano, Jo.

— Es una ofrenda de paz. —dije abriendo un poco para mirarlo— Escúchame, es todo lo que te pido.

Se quedó mirándome unos segundos antes de suspirar y abrir un poco más la puerta. Tomo la pizza y miro la notita.

El Día En Que Mire Las Estrellas En Tus OjosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora