Capítulo 18

196 29 3
                                    

Mina volvió a enroscar la tapa del frasco de calmantes y lo guardó en su bolsito de fiesta, cuajado de perlas. Había dilatado deliberadamente el momento de tomarlas, para beneficiarse de su efecto durante las horas más cruciales. Sabía que sería el centro de muchas miradas, a pesar de que era la fiesta de cumpleaños de Park Jihyo. El mero rumor de que la celebridad más escurridiza del lugar iba a acudir había sido suficiente para atraer a todos los medios de comunicación.

La empleada del centro de estética y relajación acababa de marcharse. Mina había llamado por la mañana, desesperada al darse cuenta de que no podía ver lo suficientemente bien para maquillarse ni para peinarse, y una joven le había prometido acudir con tiempo suficiente para ayudarla a prepararse.

Mina le había pedido a la peluquera que le describiese el resultado: según esta, su cabello estaba sujeto en un moño flojo que dejaba largos mechones rizados enmarcándole el rostro.

—Parece usted una diosa griega, señora —había comentado entusiasmada—. Además he utilizado colores pastel al maquillarla, que hacen juego con el vestido y el chal rosa pálido. Está usted preciosa, señora.

Cuando la peluquera se ofreció también a sacar de paseo a Perry y a Mason, las lágrimas de gratitud estuvieron a punto de desbaratarle el maquillaje.

Ahora, Mina recogió el chal y se envolvió en él. Achicó los ojos para poder ver su reflejo en el espejo. No pudo distinguir más que el color rosa del vestido y una mancha brillante que correspondía a sus cabellos. Tendría que confiar en lo que le había dicho la peluquera sobre su aspecto.

En ese momento sonó el timbre de la puerta y dio un respingo, sobresaltada. Se imaginó que sería Chaeyoung, pues ninguno de los perros había ladrado.

—¡Voy! —anunció.

Sujetando el chal y el bolsito con una mano, buscó a tientas el pomo de la puerta.

Después de un momento de silencio oyó que Chaeyoung murmuraba.

—¡Dios mío, Mina, estás preciosa!

—Gracias, Chae. Entra un segundo.

Mina deseaba forzar la vista lo más posible para poder ver a Chaeyoung. Su olfato percibió un suave aroma a madera de sándalo, y algo más. « ¿Jabón?»

—Deja que te vea...

Pudo distinguir una silueta oscura y esbelta y el pálido óvalo de su rostro. Sonrió y pasó la mano por su costado mientras añadía:

—¿Es un esmoquin? ¡Perfecto!

—¿Tienes que adivinarlo? —Preguntó Chaeyoung con voz ahogada—. ¡Oh, Minari!, ¿Tan mal ves?

Sus manos rodearon el rostro de Mina.

—¿Estás segura de que podrás acudir? —añadió, preocupada.

—Claro que sí. Tú estarás conmigo, ¿no es cierto?

—Por supuesto.

—Entonces salgamos ya. Sé que has venido en tu cochecito, pero he pensado que deberíamos llegar allí con un toque de estilo.

—Ah, ¿sí? —dijo Chaeyoung, esforzándose por mantener un tono ligero.

—Sí. He encargado una limusina extra larga. Puede que se acerquen muchos curiosos, así que he pensado, ¿por qué decepcionarlos? Ellos esperan que alguien como yo acuda como es debido.

—¡Magnífico! Voy a disfrutarlo de lo lindo. Será la primera vez que suba a una limusina, ya sea corta o extra larga.

—¿De verdad? —Preguntó Mina enarcando una ceja— ¿Ni en tu baile de graduación?

Sea Stone Café // Winrina // Michaeng //Donde viven las historias. Descúbrelo ahora