Capítulo 13

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Mina contempló cómo Chaeyoung se le acercaba cada vez más, hasta acabar arrodillándose a su lado. Echó hacia atrás la cabeza, intentando descifrar la expresión de su rostro a la vacilante luz de la chimenea, pero, con la visión borrosa y los ojos secos, era imposible calcular lo que Chaeyoung sentía. Sin embargo, sus palabras lo habían dejado bastante claro.

—Puedo acabar arrepintiéndome de esto durante el resto de mi vida... —consiguió decir Mina. Su voz sonaba ahogada. Si estuviese allí su profesor de canto, le habría cortado la cabeza al oírla forzar de aquella manera las cuerdas vocales. —... Y sin embargo, ¡maldita sea, no puedo resistirme a ti!

En cuanto aquellas palabras salieron de sus labios Mina supo que había dado un paso más hacia la completa oscuridad. «Chaeyoung será mía... apenas un momento. Un precioso momento en el tiempo.» Comprendió que no habría lugar para lamentaciones; y, sin embargo, su corazón se llenó de remordimientos cuando oyó la pasión que reflejaba la voz de Chaeyoung.

—¿Durante cuánto tiempo? —Preguntó esta acercándose más a ella—. ¿Lo has calculado más o menos?

—¿Qué quieres decir?

«Sí, lo sé, no hago más que andarme con rodeos.»

—¿Cuánto tiempo pasará hasta que decidas que ya no me necesitas más?

Mina sintió que el corazón se le encogía dolorosamente en el pecho.

—No... no puedo imaginarme que llegue ese...

La voz se le quebró. «Deseo sentirme siempre tal y como tú me haces sentir. Tú haces que mi dolor desaparezca.» Se maldijo a sí misma por ser tan obsesiva y egoísta.

—¡Cara! —dijo por fin, acariciándole la barbilla.

—Ya sabes cuál será el precio —advirtió Chaeyoung con gesto retador—. Prometí estar aquí siempre que me necesitases, y eso haré. Pero no permitiré que en mi camino se entrometa la mentira ni el falso orgullo. Porque tú me afectas de una forma... ante la que no tengo defensa alguna.

Se acercó más todavía, y la mano de Mina se deslizó por su cuello hasta acabar entre sus cabellos.

—Me tienes hechizada —confesó; le parecía increíble que Chaeyoung pudiese encontrarla atractiva—. No sé cuánto tiempo durará, pero... atesoraré cada instante.

—Lo mismo haré yo —replicó Chaeyoung con voz dolorida, agachándose hasta acabar casi tendida a los pies de Mina—. Nunca creí que volvería a arriesgarme así, y desde luego... nunca de esta manera.

Mina dejó la mano posada sobre la nuca de Chaeyoung, jugueteando con su pelo. Su aroma la envolvía. Notó que los pechos se le volvían más pesados. Se sobresaltó al sentir unas ligeras palpitaciones por la cara interior de los muslos. Nunca se había sentido tan abierta y vulnerable, ni tan asustada.

En realidad Mina no creía que aquella relación fuese posible. Chaeyoung era joven y hermosa, con un brillante futuro por delante. No iba a sacrificarse por ella. Volvió a notar un nudo en la garganta. Atrajo a Chaeyoung hacia sí y la estrechó entre sus brazos. La idea de perder aquel nuevo sentimiento, tan natural y excitante a la vez, le era insoportable. Dejó escapar un hondo gemido, y al momento notó que Chaeyoung la abrazaba con más fuerza.

—No llores, Mina. No pienso irme a ninguna parte, al menos hasta que tú me lo ordenes —le dijo, besándola en la sien—. Tan sólo déjame abrazarte.

Alzó las manos y le acarició el pelo.

—Todavía veo lo bastante bien para apreciar lo hermosa que eres —susurró Mina—. Nunca sabré lo que has visto en mí.

Sea Stone Café // Winrina // Michaeng //Donde viven las historias. Descúbrelo ahora