Un Fénix Oscuro. [2]

[01]

❝Cometen un error❞

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Chloe entre abrió la boca y vio a su tía Amelia con algo de molestia.

-No puedes hacer esto- Soltó enojada la menor- ¡Hemos pasado toda la vida juntos! ¡No nos puedes separar ahora!-

-Tiene razón, no duermo si ella no está, no como si ella no come y no estudiaré si ella no va conmigo- Siguió Franco.

-Eso- Amy señaló a ambos niños- Se llama dependencia, no puedo permitir que se desarrolle más-

Ambos se vieron indignados y tomaron su manos mostrando a los adultos sus muecas de enojo.

-No- Dijeron a la vez.

-Ya no se va a discutir más- Habló Bianca cansada.

La mujer se levantó y sin cuidado alguno tomó el brazo de su hija menor y la apartó de Franco mientras ella se quejaba.

-¡No! ¡No quiero!- Decían ambos mientras los separaban.

-¡Ya basta!- Gritó la señora Di Lessio- ¡Chloe! ¡Deja de ser una malcriada de una vez! ¡No siempre vas a tener lo que quieres!-

-¡Mamá! ¡Déjame! ¡Me duele!- Pidió la niña tratando de liberar su brazo del agarre de su madre.

Gabriella vio a Chloe y luego a su madre, decidió quedarse justo donde estaba y no interferir, caso contrario de su tía.

Amelia rápidamente se acercó y separó a Bianca de su sobrina, conectó su mirada fría con la de la mayor y con toda la fuerza que pudo apretó el agarre en el brazo de Bianca.

-¡Amelia! ¡Suéltala!- Gritó Federico.

-¡No te acerques!- Amenazó la castaña a su hermano mayor.

Federico se quedó justo en donde estaba, nunca se había atrevido a desafiar a Amelia, no iba a comenzar ahora.

-Nunca en tú vida vuelvas a tocar a mi sobrina de esa forma- Soltó Amy a Bianca que trataba de liberarse.

-¡Le haces daño a mi madre!- Advirtió Gabriella.

-¡Cállate!-

Amelia finalmente soltó a Bianca, lanzando a la rubia contra un sofá en medio de la sala, tomó a Chloe de la mano con cuidado y luego a Franco para irse de ahí.

Los guió en silencio a su antigua habitación en esa casa, que ahora era su estudio, y cerró la puerta.

Vio como Chloe corría hasta la chimenea y colocaba su brazo cerca, una mueca de alivio se instauró en su rostro una vez el fuego estuvo cerca de su piel.