Recuérdame Sirius...

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A la mañana siguiente Chloe despertó acostada sobre su almohada con Franco abrazando su pie y sin señales de Sirius.

Poco a poco recordó lo ocurrido la noche anterior y se dijo a sí misma que todo lo que Sirius le había dicho era verdad, que ya no debía atormentarse por eso.

Se levantó con cuidado de no despertar al rubio quien abrazó una almohadilla en lugar de la pierna de Chloe. La chica se dirigió al espejo y se vio sip… estaba horrible, su cabello despeinado, sus ojos hinchados y su nariz roja, su labio roto y manchada de lágrimas.

Chloe suspiró antes de acercarse al armario y sacar un vestido totalmente negro, unas botas negras a juego, unas medias negras altas y su chaqueta de cuero, su ánimo se reflejó en su ropa.

Caminó al baño y se dio una larga ducha mientras pensaba en lo ocurrido, al salir se vistió y fue hacia su bolso de mano donde guardaba maquillaje y lo más importante pociones que la hacían lucir como si nada hubiera pasado, primero arregló su labio con su propia magia, luego bebió una poción que hizo que sus ojos se desinflamen y su nariz deje de estar roja, volvía a la normalidad.

Peinó su cabello y lo dejó suelto, volteó a ver la foto de Cedric que había colocado previamente y le sonrió. Salió del cuarto de baño para ver a Franco sentado en la cama adormilado.

-¿Qué hora es? – Preguntó con pereza.

-Las 8:15 –

-Quiero dormir- Murmuró mientras se ponía una almohadilla en su cara.

-Yo quiero comer, te veré abajo hermanito-

-¡No eres mucho mayor que yo! – Recordó el rubio.

-Pero aún así lo soy un poco-

Chloe salió de su habitación y se frenó frente a la puerta con las iniciales “S. O. B” pero de alguna forma supo que Sirius no estaba ahí, tendría que agradecerle en otro momento.

Bajó las escaleras hasta llegar al primer piso, pasaba junto a todos los cuadros que la veían con algo de orgullo y otros con muecas, no les dio importancia.

Continuó hasta la cocina ahí ya se encontraban los demás, salvo Franco, Ántares y Federico, todos comían tranquilos sus panqueques.

-Buenos días- Saludó entrando.

Las miradas de todos se posaron en ella y tuvo la sensación de que Sirius no fue el único en saber su pequeño ataque de anoche.

-Te guarde un lugar, ven- Invitó Sirius señalando un lugar a su derecha.

Chloe sonrió y fue hasta donde le indicó el mayor, en el camino saludó a todos con pequeñas sonrisas.

-Buenos días señor Sirius- Le dijo al último antes de sentarse.

-Solo Sirius, por favor-

Chloe asintió incómoda, vio que enfrente había un lugar vacío.

-Para Franco- Respondió a su pregunta no formulada Draco.

-¿Qué quieres desayunar? – Preguntó Enzo.

-Quisiera huevos revueltos y un sandwich de queso- Pidió.

-Tus deseos son ordenes-

Sirius le sonrió al terminar su frase y dejando sus cubiertos.

-¡Kreacher! – Llamó

Un elfo doméstico vestido con ropa vieja y muy anciano apareció frente a él.

-¿El amo me llamó? – Preguntó sin emoción

Un Fénix Oscuro. [2] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora