Tercera Prueba Parte II

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Un dementor caminaba hacia ambos. Avanzaba con sus más de tres metros de altura, el rostro tapado por la capucha, las manos extendidas, putrefactas, llenas de pústulas, palpando a ciegas el camino hacia él. Harry oyó su respiración ruidosa, sintió que su húmeda frialdad empezaba a absorberlo, pero sabía lo que tenía que hacer…

Pero antes se puso frente a Chloe por protección.

Intentó pensar en la cosa más feliz que se le ocurriera; se concentró con todas sus fuerzas en la idea de salir del laberinto y celebrarlo con Ron y Hermione, Ántares y Franco riendo en el lago aparecieron en su memoria y para su sorpresa la cara de Chloe, su mejor amiga, apareció en su mente, su sonrisa, sus ojos y su linda risa, levantó la varita y gritó:

—¡Expecto patronum!-

Un ciervo de plata salió del extremo de su varita y fue galopando hacia el dementor, que cayó de espaldas, tropezando en el bajo de la túnica… Harry no había visto nunca tropezar a un dementor.

-Ahora yo- Dijo Chloe avanzando, levantó su varita- ¡Expecto patronus! – Un perro lobo plateado salió de esta, pero el dementor volvió a tropezar.

—¡Anda! —exclamó Harry, yendo tras el patronus plateado—, ¡tú eres un boggart! ¡Riddíkulo!-

Se oyó un golpe, y el mutable ser estalló en una voluta de humo. El ciervo de plata se desvaneció. Harry respiró al fin tranquilamente y deseo no haber recordado lo que había recordado… Pero siguió, avanzando todo lo rápida y sigilosamente que podía, aguzando los oídos, con la varita en alto mientras Chloe caminaba a su lado y asentía algo.

-¿Qué te pasa? – Le preguntó y la rubia lo vio.

-El tío Reg dice que digamos arañas cuando sea necesario- Contestó y Harry la vio extrañado.

Izquierda, derecha, de nuevo izquierda… Dos veces se encontraron en callejones sin salida.

-¿Estas seguro que fuiste explorador? – Molestó Chloe y Harry la vio mal.

Chloe repitió el encantamiento brújula, y se dio cuenta de que se habían desviado demasiado hacia el este. Volvieron sobre sus pasos, tomó una calle a la derecha, y vio una extraña neblina dorada que flotaba delante de ellos.

Harry se acercó con cautela, apuntando con el haz de luz de la varita.
Parecía algún tipo de encantamiento. Se preguntó si podría deshacerse de ella.

—¡Reducio! —exclamó.

El encantamiento salió como un disparo y atravesó la niebla, dejándola intacta.

-Es neblina tonto- Recordó Chloe antes de avanzar hacia el.

Ambos dudaban de sí ir por la neblina o no, después de todo ¿Quién les decía que no es tóxica?. Seguían dudando cuando un grito agudo quebró el silencio.

—¡¿Fleur?! —gritó Chloe alarmada.

Nadie contestó. Miró hacia todos lados. ¿Qué le habría sucedido a ella?
El grito parecía proceder de delante.

-A salvar a mi estúpida prima- Murmuró Chloe.

Tomó aire, y se internó corriendo en la niebla encantada.
Harry la vio con sorpresa y salió tras ella sin dudarlo.

El mundo se puso boca abajo. Chloe y Harry estaban colgando del suelo, con el pelo levantado, las gafas del azabache suspendidas en el aire y a punto de caerse al cielo sin fondo. Chloe enfocó la vista, era como si tuviera los pies pegados con cola al césped, que se había convertido en techo, y bajo de ella se extendía el infinito cielo oscuro y estrellado. Pensó que, si trataba de mover un pie, se caería de la tierra.

Un Fénix Oscuro. [2] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora