Oscuridad.

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¿Saben lo que dicen de la oscuridad? Dicen que es fría, horrible, dicen que nadie la desea, al menos nadie que se considere normal...

Pero Chloe nunca fue normal, ella había aprendido en el último tiempo que la oscuridad puede ser su mejor amiga, lo cual es irónico para un Fénix de fuego.

Claro que la oscuridad le hacía compañía cuando nadie más estaba, cuando solo quedaba ella y nadie podía entenderla ahí estaba como si estuviera siempre dispuesta ante ella.

Un Fénix de fuego que ama la oscuridad ¿Qué irónico cierto?

Pero esa era una de esas noches en las que sentía que no podía más, el aire que respiraba no servía, la luz de la chimenea no la alegraba, la risa de Hermione no era música, los chistes de Ron habían perdido la gracia, el sarcasmo de Franco no le parecía adorable, nada le parecía suficiente.

Hoy sería el día, el día en que ella estaría viajando con Cedric hacia Egipto para ver a Bill, pero no estaba Cedric, no había viaje, Bill había vuelto, pero no para verla sino porque ahora había una guerra...

Una guerra que tal vez ella hubiera evitado de haber intervenido antes esa noche, o Cedric estaría de haber hablado y dicho que estaba bien...

Chloe no podía estar ahí, no ahora y no hoy. Tomó un suéter y se levantó de la cama, se aseguró de que Hermione estaba dormida y la vio con una barra de chocolate a medio comer en su mano, tomó el dulce y lo puso en la mesita de noche de la cama de la castaña antes de salir de la habitación.

Esperaba que Franco no sintiera su malestar, ya suficiente tenía él con ver a su ahora ex novio por toda su casa con su nueva novia.

La casa completa estaba envuelta en la oscuridad, pero eso no le asustaba, sólo le atraía más ¿A dónde iba? ¿A dónde la guiaban sus pasos?

No lo sabía, sólo no quería estar ahí en ese momento, deseaba estar en cualquier otro lugar, en cualquier otro momento...

Recuerdos eran las únicas cosas que tenía presentes en su mente, en todos estaban Cedric y ahora que otra parte de su memoria se había desbloqueado estaba Alessandra y Regulus...

No sabía porqué, pero ahora no hacía más que extrañarlos, tal vez porque su cerebro recordó lo mucho que los amaba o lo mucho que los extraña a todos.

Sin saberlo llegó a lo que parecía ser un invernadero que estaba en medio del jardín, a pesar de que nadie había vivido en la mansión Black por años el invernadero estaba como nuevo, suponía que Kreacher lo mantenía limpio por alguna razón.

Tomó la manija y la puerta se abrió, oscuridad de nuevo, suma oscuridad cubría aquel lugar y aún así Chloe se adentró en esta.

Algo estaba mal, algo iba a pasar, algo malo, ella lo sabía, algo le decía que no era coincidencia que estuviera ahí.

Unas tenues luces se encendieron una vez ella entró, apenas iluminaban, pero eran cálidas y seguras en la mente de la mayor de los Black.

Vio un escritorio lleno de artículos para realizar pociones, cuadernos, estanterías, calderos...

Parecía un laboratorio de alguien que realmente amaba su trabajo, vio un logo en medio del lugar y lo leyó con cuidado
"Black and Mckkinon"

Le pareció extraño ¿Tendría algo que ver con el odioso de Alaric? El parecía conocer muy bien la mansión, tal vez vivió aquí... En otro tiempo.

Se sobresaltó al escuchar paso detrás de ella, una flama se encendió en su mano apuntando a su nuevo acompañante, temía que fuera Sirius, temía que fuera Franco o cualquier otra persona... Ella solo deseaba estar sola, o en todo caso con esas personas a las que extraña.

Un Fénix Oscuro. [2] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora