Capítulo 2: charla

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Noche antes del divorcio

Yu Ziyuan se encuentra sentada tomando té en su muelle privado, pensando en diversas cosas.

— ¿Ya hicieron su casa? Dudo que mi hermana me niegue esto y mucho más si es un regalo para Jiang Cheng. Solo espero que a mi niño le guste...

No fue tan dificil el investigar donde se encontraban, ya que ella pedía informe semanal de cualquier cosa con respecto a los amigos de su bebé.

Fengmian iba de camino al muelle privado de su señora, no entendía porque en este mes su señora no hablaba con él, ¿había hecho algo mal? Pero hoy estaba dispuesto a reparar todo.

Su señora desde hace un mes estaba esquivandolo completamente, ni sus regalos acepta cuando antes los aceptaba a regañadientes, pero los aceptaba.

— Vengo a hablar con mi señora, pueden retirarse —indica a las arañas, pero estas van con su esposa a pedir autorización.

— Mi señora, ¿nos retiramos? —preguntan al mismo tiempo.

— Retirense, pueden descansar.

— Gracias, mi señora —responden, haciendo una reverencia al mismo tiempo para después retirarse.

Fengmian toma asiento en el otro lado de la mesa en donde su señora está de espalda a él, viendo el lago con hermosos lotos. Aunque dicha vista es muy bella, Yu Ziyuan extraña su hogar, un lugar montañoso y con bosques al rededor, pero muy hermoso, algo sin duda inolvidable.

— Mi señora —le llama, arrastrando por la mesa el presente en mano hasta que este llega a donde esta su señora.

Ziyuan le da una mirada de indiferencia, lo abre con su preciosa mano, para luego volver a cerrarlo y arrastrarlo de vuelta a su dueño.

— ¿Qué piensas al traerme esto, Fengmian? —es un broche de jade, un precioso broche, si le preguntan

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— ¿Qué piensas al traerme esto, Fengmian? —es un broche de jade, un precioso broche, si le preguntan.

— Solo quería traerle un presente a mi señora.

— No veo el porqué, no lo quiero ni lo necesito —aunque esto le rompe el corazón decide ser fuerte por sus hijos, ellos merecen una mejor madre.

— Mi señora, ¿qué es lo que ocurre?

Por hoy nuestra Madame decide hacer uso de su máxima paciencia y hasta ruega a los dioses existentes y por existir que le den mucha paciencia.

— Fengmian... ¿amas a tus hijos? —el temor se instala en su pecho, pero no lo da a notar.

— Mi señora... ¿Qué pregunta es esa? Claro que los amo.

— Si los amas... —mueve a Zidian en círculos, intentando calmarse— ¿Qué te impide demostrarlo?

Yu Ziyuan se levanta de su silla para encarar a Fengmian ante el silencio de éste.

— ¿Esto es porque son hijos míos? Se que no me amas, Fengmian, y lo siento por todo el daño que te he hecho, pero nuestros hijos no tienen la culpa de mis errores, nuestros errores —su voz es calmada, aunque por dentro solo quiere llorar y gritar.

El loto en Meishan Yu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora