Menos veinte

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La distancia muchas veces es lo que más duele. Es injusto que las personas que más necesites sean las que están más lejos, y que las personas que más te dañen estén cada vez más cerca.

Que las personas que no quiero ver son las únicas a las que veo, en este lugar todo cuadra, menos yo.

Quizá no soy la pieza compatible con este puzzle de personas, pero podría serlo en otro. Lamentablemente no hay más puzzles cerca, y no tengo la oportunidad de intentar unirme con los demás.

Es tan triste no poder viajar en solo un minuto. Que no te suma la gente, porque no llega ningún abrazo para hacerlo.  Y entonces solo te resta la impotencia de no poder hacerlo.

Que un abrazo me curaría todas las heridas si hubiese la posibilidad de éste. Que es triste que por una pantalla no se pueda percibir nada más que palabras o una sonrisa cuando lo que de verdad se necesita es contacto humano. Se necesita el tacto de una caricia, el abrazo que tanta falta me hace, que tanto llevo esperando.

Te necesito aquí y en ninguna otra parte, y aunque no estés aquí puedo sentirte desde las pocas condiciones que tengo.

Gracias, y también perdón.

Cuando pare la tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora