Menos cuarenta y tres

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Me di cuenta de que aunque tu eras mi persona favorita, yo a ti no te importaba lo suficiente.

No me querías ni un cuarto de lo que yo estaba dispuesta a dar por ti, y es tan horrible no ser correspondido en cuanto a sentimientos se tratasen.

Me sentía sola porque sabía que no te tenía en realidad, aunque dijeras que estabas allí. Porque se notaba a leguas que yo no era tu preferencia, si no solo una opción que elegías por conveniencia.

En realidad siempre supe que en una habitación llena de gente tú nunca me elegirías, el problema era que yo si que te escogería sin ni siquiera tener que mirar al resto.

Es loco lo que se hace por alguien a quien quieres. Aguanté actitudes que no debería haber aguantado simplemente por no dejarte ir, porque no quería verte marchar, aunque cada día me hicieras más daño.

Perdí toda mi autoestima simplemente para tenerte conmigo, y ni aún así encontré ninguna forma de que te quedaras.

Y ahora estoy aquí, caminando en la oscuridad. Irónico, teniendo en cuenta que es una buena representación con respecto a mis sentimientos.

No logré que te quedaras, y lo peor de todo no fue que te hubieras ido, si no el darme cuenta de que cuando te quise dejé de quererme a mi.

Y ahora no me quiero, y no sé cómo dejar de quererte.

Cuando pare la tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora