Arda, es un pequeño y tranquilo pueblo, pero Melkor junto con su "amigo" Sauron rompen la paz y causan estragos. Pero con su cara aparentemente inocente Sauron logra safarse de cualquier lío.
Mientras tanto Finwë trata de que sus hijos no se maten e...
El gran sueño de Finwë era que sus hijos, (Fëanor, Fingolfin y Finarfin) continuarán con el negocio. Pues el ya estaba pensando en mudarse a Valinor junto con su esposa, pero al presenciar la gran pelea durante la cena. La idea de las vacaciones parecían más y más lejana.
Detrás del mostrador pensaba, tal vez qua aparecería Fingolfin o Finarfin, para quejarse de alguna cosa que les había hecho Fëanor, pero esa día llegó (para su sopesa) Fëanor.
──¿Feanor? ¿Qué estás haciendo aquí? ──preguntó sorprendido al verle entrar.
──Quiero que me cambies de sucursal ── respondió Fëanor.
──Y, ¿eso porque?
──Porque estoy arto de ese demonio de pelo rojo, me hace bromas todos los santos días y ya me tiene hasta el gorro.
──¿Hablas de Sauron?
──Si, el mismo.
──Eso del cambio es imposible ── habló Finwë con voz calmada ── por ahora es un no.
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Como no había conseguido que le cambiarán, estaba otra vez sentado en su escritorio. Al menos no había aparecido Sauron. Mientras le daba vueltas a un lápiz con los dedos sonó el teléfono.
──¿Asunto?
──¿Quiere venir a comer con Finarfin y Fingolfin? ── preguntó la mujer un tanto nerviosa de la respuestas.
──Yo no comparto la mesa con esos dos ni auque me pagaran. Sólo lo hago cuando mi padre me lo pide y...
──Aún si yo logrará hacer que Finwë te cambié de sucursal ── negocio Indis.
──Se te cayó la mentira ── replicó Fëanor ── pues precisamente fui ha hablar con el sobre el mismo asunto y me dijo que no. ¿Qué escusa tienes tu?
──Pues planeavamos salir a Valinor, un tiempo. Pero como tu hiciste una esena aquella noche lo pensó mejor. Si tan sólo te llevaras bien, el podria dejarte a cargo del negocio.
──¡Esto es un vil chantaje! ── grito furioso.
──Míralo como quieras yo ya te di una solución. Piénsalo. Y por si decides acompañarnos estamos en un restaurante del centro de la ciudad. Adios.
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Dos horas después de encontaba sentado junto a Finarfin, Fingolfin, su padre y Indis. El podría hacerlo unas horas no eran nada, el lo lograría.
──Me alegra que decidieras acompañarnos, hijo ── le felicito su padre.
──Si bueno tenía hombre me daba flojera ir a la cafetería y termine aquí ── movió los trozos de pepino de un lado a otro.
──¿No los vas a probar? ── preguntó Finwë.
Fëanor miro los trozos, a él nunca le gustaron los pepinos y menos bañados con quien sabe que cosa.
──No, creo que el guiso me llenó ── se excusó.
──Que no dijiste que tenías mucha hambre ── opinión Fingolfin ── a mi por mi parte el guiso no me llenó.
"Si como tu tienes cuatro estómagos no te lleno el pobre guiso" se trago su frase y se quedó cayado, en su lugar contestó: ──Además me había comido unas galletas, pero eso solo me llenó un par de horas.
Una hora después la torturada llegó a su fin. Sabía que decir algo amable sonaría raro así que como era habitual en el sólo se despidió de su padre y se fue.
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