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Cercanía en la Quietud

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En el corazón de Kioto, dos chicos compartían la quietud de una noche más. El aire fresco se colaba por las ventanas del departamento, mientras en la cocina el sonido del vapor escapando de una olla llenaba el ambiente. Mitsuki, siempre preciso en sus movimientos, cocinaba. En la mesa, Boruto se encargaba de poner los platos, pero su mente estaba en otro lado.

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—Yeeah, you are my fire, the one desire... —canturreaba Boruto sin pensarlo demasiado, mientras organizaba los cubiertos sobre la mesa.

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Mitsuki, atento desde la cocina, no tardó en seguirle el juego.

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—Am I your fire? Your one desire? —respondió, una sonrisa apenas perceptible apareciendo en su rostro mientras revolvía los fideos en la olla.

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Boruto, al notar que Mitsuki lo había escuchado, se sonrojó ligeramente, pero no detuvo su canto.

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—Yes, I know, it's too late, but I want it that way... —continuó, esta vez con un tono más bajo, casi tímido.

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La escena se llenó de risas, una de esas que nacen sin planearlas, producto de la espontaneidad del momento. Ambos chicos se sentaron a cenar, y poco a poco la charla comenzó a tomar un tono más íntimo, mientras la noche avanzaba.

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—Qué lindo cantás, Boruto, —comentó Mitsuki, aún con la sonrisa dibujada en los labios.

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Boruto, sorprendido y algo incómodo por el cumplido, se sonrojó de nuevo, pero respondió con una risa nerviosa.

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—Jaja, gracias... tú también cantás lindo.

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La conversación se fue apagando por unos segundos, hasta que Boruto decidió romper el silencio.

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—Y... ¿qué te gusta hacer además de estudiar? —preguntó con curiosidad, queriendo saber más de su amigo.

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Mitsuki dejó escapar una pequeña risa antes de responder, sus ojos posándose por un momento en los fideos que aún quedaban en su plato.

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—La verdad, no mucho más que estudiar... A veces ni siquiera como.

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Las palabras de Mitsuki resonaron en el aire, y Boruto lo miró con sorpresa.

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—¿Cómo que no comés? ¡Tenés que comer para estar fuerte y sano! —dijo Boruto, imitando una pose musculosa que hizo reír a Mitsuki.

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—Jajaja, es verdad, pero hay días en los que no tengo hambre... o no tengo ganas de levantarme de la cama, —confesó Mitsuki con un tono que revelaba algo más profundo detrás de esas palabras.

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Boruto lo notó, y aunque no entendía del todo, quiso aliviar el ambiente.

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—Entonces es bueno que esté acá. Así te aseguro que comés todos los días, ¿no? —le dijo con una sonrisa amplia, esa que parecía iluminar cualquier rincón oscuro.

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Mitsuki, por un instante, quedó atrapado en la calidez de esa sonrisa. Un pensamiento fugaz cruzó su mente.

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*"No puede ser tan lindo... Mitsuki, controlate."* Pero antes de que su mente pudiera seguir divagando, Boruto habló de nuevo.

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—¿Mitsuki? —lo llamó, al no recibir respuesta.

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Mitsuki volvió a la realidad y sonrió levemente. Ambos siguieron recogiendo la mesa y lavando los platos en un silencio cómodo. Mientras Mitsuki secaba los utensilios, empezó a tararear de nuevo.

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—You're insecure, don't know what for...

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Boruto rió, aunque algo nervioso.

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—¿Qué decís, Mitsuki? Jajaja.

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Mitsuki continuó cantando sin prestar mucha atención.

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—You're turning heads when you walk through the door...

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—Pff, ¡callate! —dijo Boruto, entre risas, pero Mitsuki hizo un gesto con la mano para que lo dejara seguir.

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—Everyone else in the room can see it. Everyone else but you.

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Boruto, sonrojado, dejó escapar una risa nerviosa.

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—¿Te gusta One Direction? —preguntó, intentando cambiar de tema.

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—No tanto... pero me parece que esta canción te queda, —respondió Mitsuki, con una mirada tranquila, mientras terminaban de lavar los platos.

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Boruto se sonrojó aún más, y rápidamente cambió la conversación.

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—Eh... ¿cómo vamos a dormir esta noche? —preguntó, rascándose la cabeza con nerviosismo.

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Mitsuki se inclinó y sacó un futón de debajo de la cama.

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—Como siempre, tú en la cama y yo en este futón improvisado, —dijo mientras lo acomodaba.

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—N-no quieres compartir la cama... —preguntó Boruto, bajando la mirada mientras sus mejillas se encendían de nuevo.

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Mitsuki lo miró con sorpresa, sin saber bien cómo reaccionar. No quería incomodarlo.

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—Si no duermes conmigo, me voy a quedar parado toda la noche, —insistió Boruto, cruzándose de brazos.

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Mitsuki suspiró, resignado.

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—Está bien, tú ganas... dormiré contigo, —aceptó, aunque la idea lo ponía nervioso.

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Ambos se acostaron en la misma cama, compartiendo el espacio de manera silenciosa. La noche avanzó, pero en algún momento, Mitsuki despertó por unos murmullos. Abrió los ojos y se dio cuenta de que Boruto se movía inquieto en sueños.

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*"Debe estar teniendo una pesadilla,"* pensó, sintiendo un nudo en el estómago. Por un momento, dudó en actuar, pero finalmente, su instinto lo guió.

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Con suavidad, Mitsuki pasó un brazo alrededor de Boruto, abrazándolo con delicadeza. Boruto, aún dormido, se relajó al instante y se acurrucó contra él.

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Ahora, en el silencio de la noche, ambos descansaban bajo la luz de la luna, compartiendo algo más que un simple espacio en la cama. La calma finalmente volvió, envolviéndolos en un sueño profundo y tranquilo.

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