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La mañana había comenzado con un torbellino de prisa y desesperación para Boruto. Se desperezó con una bostezada y, al mirar el reloj, vio que eran las 6:30. El autobús, que pasaba a las 6:35, ya se había ido. Un grito de frustración se escapó de sus labios mientras intentaba vestirse rápidamente y barrer un poco la casa.
-¡Mierda, mierda, mierda! -murmuró mientras salía disparado de casa, solo para ver el autobús alejándose en la distancia.
Sin más remedio, se resignó a caminar hasta la escuela. Pero el destino tenía otros planes. En el camino, unos chicos le salieron al paso, sus caras llenas de malicia.
-Así que miren quién está aquí, el hijo de puta del Uzumaki -se burló Miko, con un tono que hacía eco de antiguas rencillas.
-¿Qué dijiste? -respondió Boruto, frunciendo el ceño.
-Ay, ¿no quieres que hablemos de tu mamita? -rió Miko con desdén.
Kimo, el cómplice de Miko, añadió:
-Sí, ¿no te gusta que hablen de tu mamá?
-¡Cállate! -gritó Boruto, perdiendo la paciencia. Intentó lanzar un puñetazo, pero Kimo lo detuvo con facilidad, agarrándolo de la muñeca.
-¿Qué querías hacer, eh? -dijo Kimo con desdén, mientras le propinaba una patada en la pierna, dejándolo arrodillado. Miko sacó una tijera con una sonrisa cruel.
-Muy bien, ahora quédate quieto -ordenó Miko, pasando la navaja por la muñeca de Boruto, haciendo pequeños cortes.
Los gemidos de dolor de Boruto eran un susurro en la brisa matutina. La escena, llena de crueldad, fue interrumpida por una voz cálida y autoritaria que rompió el hechizo de miedo que había caído sobre ellos.
-¡Hey, qué hacen! -gritó una voz conocida.
Kimo y Miko, espantados, salieron corriendo en cuanto oyeron esa voz. Mitsuki se acercó rápidamente a Boruto, preocupado.
-¡Boruto! ¿Estás bien?
Boruto, entre lágrimas y agitación, suplicó:
-Por favor, quédate conmigo.
Mitsuki, sin pensarlo, lo levantó con cuidado y lo ayudó a caminar.
-¿Por qué no quieres ir a la enfermería? -preguntó Mitsuki.
-No quiero que llamen a mis padres -respondió Boruto-. Además, voy a estar bien, no te preocupes.
-Claro que no, al menos déjame que te cure yo -insistió Mitsuki.
-No, no quiero ser una molestia -murmuró Boruto.
-¿De qué hablas? No eres una molestia. ¿Eres mi amigo, no? -afirmó Mitsuki, mientras se preparaba para tratar las heridas de Boruto.
El alcohol sobre la herida hizo que Boruto soltara un grito de dolor. Mitsuki, con una sonrisa de disculpa, decía:
-Ups, se me cayó un poco.
Boruto trató de soportar el ardor mientras Mitsuki terminaba de limpiar y vendar la herida.
-Por fin terminaste con esto -dijo Boruto con alivio, mientras se dirigían hacia la escuela.
-Bueno, Mitsuki, te debo una. No sé cómo agradecerte algo así -dijo Boruto.
-Quizás con un helado -sugirió Mitsuki, con una sonrisa.
-Jaja, está bien. Vamos por helados después de clases -respondió Boruto, aliviado y agradecido.
Al llegar a la escuela, el profesor Shino ya estaba dando una lección sobre los ecosistemas. Boruto y Mitsuki se sentaron juntos, escondiendo las vendaduras bajo sus mangas.
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vivo por ti Mitsuboru ✓Rework ✓ Retomada ✓
Fanfictionalguien se acerca corriendo* solo vengo a pufff es una historia yaoi si no te gusta no la leas la recalcada concha de tu madre