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Confesiones Bajo las Estrellas

Después de la trágica historia de Mitsuki, el grupo quedó en un pesado silencio. El sonido de los árboles meciéndose por el viento y el crujir de las hojas alrededor del campamento llenaba el aire, acompañado solo por el crepitar de la leña en la fogata. Nadie quería romper la atmósfera cargada de emociones, pero era claro que necesitaban algo para aliviar la tensión.

Inojin, siempre el más animado del grupo, rompió el silencio con una propuesta inesperada.

—Oigan, ¿qué les parece si jugamos a algo? —dijo mientras dejaba su plato a un lado—. Algo tranquilo, como... "Adivínalo". En parejas.

Boruto levantó una ceja, mirando a Inojin con incredulidad.

—¿Estás sugiriendo un juego de adivinanzas después de todo esto?

—¡Precisamente! —respondió Inojin, con una sonrisa despreocupada—. ¿Qué mejor manera de despejar la mente que con un poco de diversión? Vamos, será algo simple.

Shikadai suspiró, pero se notaba en su expresión que también deseaba desviar la atención de la tristeza que los rodeaba.

—Supongo que no puede hacer daño —dijo, estirándose—. Además, Mitsuki podría usar un poco de distracción.

Mitsuki, aún con los ojos enrojecidos, asintió lentamente. No parecía del todo convencido, pero el gesto fue suficiente para que Inojin tomara como señal para seguir adelante.

—Perfecto. ¡Entonces hacemos equipos! Boruto y Mitsuki, Shikadai conmigo. ¿Listos?

Boruto miró a Mitsuki, dándole una palmada suave en el hombro, como señal de apoyo. El aire aún se sentía denso, pero poco a poco, con cada nueva palabra y risa ligera que surgía del juego, el ambiente comenzaba a alivianarse, aunque las sombras del pasado seguían acechando, silenciosas, en la periferia del fuego.

El silencio que había seguido a la conmovedora historia de Mitsuki se veía ahora interrumpido por la risa ligera de Boruto, quien no pudo evitar soltar una carcajada al escuchar el intercambio entre Inojin y Shikadai.

—No, yo voy con Mitsuki —dijo Shikadai, cruzándose de brazos mientras se recostaba en su asiento con una expresión seria.

—¿Eh? ¿Por qué? ¡Mi piña! —protestó Inojin, poniendo una cara exageradamente tierna en un intento de convencerlo.

Shikadai, sin inmutarse, respondió desde atrás de Mitsuki, con un tono firme y desafiante.

—Te dije que no me llames así —respondió Shikadai, clavándole una mirada de advertencia.

Boruto, aguantando la risa, sacudió la cabeza y comentó:

—Me arrepiento de lo que dije antes... No son tórtolos, son un matrimonio que se pelea cada dos por tres.

Las risas se esparcieron por el grupo, aliviando el ambiente cargado que había dejado la historia de Mitsuki. Aunque el dolor seguía presente en el fondo de la mente de todos, el humor y la camaradería poco a poco empezaban a sanar las heridas del pasado. La noche, envuelta en las sombras del bosque, seguía avanzando, pero ahora se sentía un poco más liviana, como si el viento que mecía los árboles también se llevara un poco de la tristeza del campamento.

—Bueno, ven, Burrito, ¡enseñémosles que nosotros somos mejores! —dijo Inojin, tomando el brazo de Boruto con entusiasmo.

Boruto puso los ojos en blanco, pero no pudo evitar sonreír ante el entusiasmo de su amigo. El juego continuó durante varias rondas, y a medida que avanzaba, las risas y los comentarios sarcásticos entre ellos hacían que el ambiente se sintiera cada vez más ligero. Para sorpresa de todos, el equipo de Mitsuki y Shikadai iba ganando por un punto.