⚘ 𝘛𝘦𝘳𝘤𝘦𝘳𝘢 𝘱𝘢𝘳𝘵𝘦 𝘥𝘦 𝘭𝘢 𝘵𝘳𝘪𝘭𝘰𝘨í𝘢 «𝘐𝘯𝘵𝘦𝘳𝘤𝘢𝘮𝘣𝘪𝘰 𝘥𝘦 𝘱𝘳𝘪𝘯𝘤𝘪𝘱𝘦𝘴.»
❈・Cuando roban una reliquia con un gran valor, el rey Taehyung y el principe Jungkook no encuentran una mejor solución más que solicitar la a...
Mientras en la parte de atrás Wheein corria y se subía rápidamente dentro de la camioneta.
—Muy bien, hay que irnos de aqui. —Beomgyu apresuro al señor Lee.
—¡Muevete Lee! —Wheein grito.
—Pero el joven no ha podido llegar todavía. —Él grito de la misma manera.
—Que se salve el que pueda. —Choi trato de convencerlo.
Los guardias estaban en frente, caminando con linternas y alumbrando hacia la parte donde ellos se encontraban.
—Ay no. —Eso fue suficiente para que pusiera en marcha la camioneta, haciendo que Jung y Wheein se fueran hasta la parte de atrás.
Jimin caminaba con prisa, cuidando que nadie lo viera y vio pasar la camioneta rosa frente a él.
—¡Por aqui! ¡Alto! —El rubio comenzó a correr para alcanzarla. —¡Vuelvan aqui de inmediato! ¡Señor Lee! —Se detuvo al ver que la camioneta seguia avanzando. —¡Están despedidos ¿Me oyeron?!
—Oh, me siento mucho mejor. —Beomgyu se quito el inmovilizador que llevaba en su brazo.
El señor Lee vio por el retrovisor, viendo como Park saltaba y gritaba, así que de inmediato freno, poniendo la palanca en reversa.
—Ay gracias al cielo. —Jimin suspiro al ver la camioneta acercarse.
—¡No tema joven Park! Yo voy a salvarlo.
Minnie abrió la puerta de enfrente, apresurandose a subir.
La camioneta freno, haciendo que Beom y Wheein se fueran de nuevo hacia atrás, golpeándose con la puerta.
—Joven Park, venga conmigo si quiere vivir. —El señor Lee extendió su mano, a lo que Jimin rodó los ojos y cerro la puerta.
—Ya, vámonos. —Dijo Jimin al ver que los guardias comenzaban a acercarse.
Los guardias no lograron alcanzarlos y ante esto Beomgyu y Wheein rieron, después de todo si pudieron salir.
Jimin sonrió pero aún seguia preocupado por Yoongi.
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Sung Woon ingreso a su oficina, siendo acompañado por unos cuantos de sus guardaespaldas.
Camino hasta su bodega y se detuvo en la entrada, viendo como la estrella ya no estaba y en su lugar solo unas pinzas.
—Llamare a la policía. —Le dijo un guardaespaldas a punto de sacar su celular.
—No. —Han lo detuvo de inmediato. —No quiero policías, idiota y apaga esa alarma.
Al caminar hasta el mueble, se dio cuenta que había una tarjeta perfectamente colocada.
Seguridad Min era el logo de aquella.
Han sonrió sarcástico y la arrugo, arrojandola al piso.
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