Zayn lo abrazó y el Omega se sintió perdido. Los altos muros de dolor y rabia que los separaban se rompieron momentáneamente, aplastados por la fuerza de su necesidad mutua.
El Alfa lo besó. Y fue un beso de castigo...Al principio. Pero cuando el Omega abrió la boca con un suspiro de rendición, el beso cambió en un instante, se hizo húmedo, suave y erótico. Zayn levantó la cabeza con un gemido y volvió a darle un beso tan largo, profundo y lento que Liam creyó que se iba a morir de placer.
Las manos del Alfa, tan cálidas y fuertes, le acariciaron la espalda, subiendo y bajando por la camisa. Pasó un dedo despacio por la espina dorsal y fue dejando llamaradas a su paso. Y después volvió a besarlo en la boca. Miró su rostro sonrojado y sus labios hinchados y deslizó las manos para desabrochar la camisa, Liam lo miró a los ojos y se estremeció de placer cuando Alfa le acarició con sus manos grandes. Los pezones del Omega se endurecieron; Zayn aplastó las manos y los frotó con las palmas hasta que Liam gimió en voz alta.
Le sonrió.
—Sí —dijo—. Sí —su sonrisa cambió, se hizo más oscura—. Quiero verte... tengo que verte. Tiro del resto de la camisa. Rozo sus hombros y lo miró.
— Liam —susurró Zayn, bajó la cabeza—. Liam... —cerró los labios en torno al pezón, que mordisqueó con cuidado y acarició con la lengua. Y el Omega se apoyó en el Alfa, se agarró a sus hombros y deseó que esa magia, ese placer, pudiera acercarlos de un modo que importara. Que aquel placer caliente que encontraban uno en el otro ayudara a Zayn a volver a confiar en él. Pero no sería así y lo sabía... en su cabeza. Su corazón y su cuerpo eran otra historia.
Mientras Zayn le succionaba un pezón, acariciaba el otro con la mano; después pasó la boca al segundo y Liam deslizó los dedos en su pelo oscuro, echó atrás la cabeza y gimió en voz alta.Y entonces la mano del Alfa bajó hasta el cierre del pantalón corto rosa que llevaba Liam y el Omega adivinó lo que buscaba y le ayudó a abrir la cremallera y bajar la prenda por las caderas.
El pantalón cayó alrededor de sus tobillos y Liam levantó primero un pie y después el otro y lo apartó.
Zayn tiró de sus calzoncillos y los bajó despacio. Se enganchó de tal modo en los zapatos que no pudo soltarlo y lo dejó allí. Estaba ocupado con la boca en el pecho de Liam y la mano en los rizos entre sus piernas. Lo acarició un momento y después deslizó un dedo entre los montículos del Omega. Liam se levantó hacia él, subiendo las caderas, perdido ya a todo lo que no fuera la sensación de la boca del Alfa en su cuerpo y la caricia caliente en su punto más sensible. Estaba muy exitado y le temblaban las piernas. Se sentía subir, notaba que el placer se extendía y el orgasmo se acercaba cada vez más, y no sabía si podría mantenerse en pie. Y de pronto ya no tuvo que hacerlo porque Zayn lo levantaba contra su pecho. Lo besó en la boca y lo llevó a la cama.
Lo depositó con cuidado sobre la colcha verde jade y rompió el beso para tirar de Liam con gentileza hasta el borde, de modo que le colgaran las piernas y tocara el suelo con los pies. Liam tendió los brazos hacia él, pero el Alfa se arrodilló a sus pies, completamente vestido, y le quitó con cuidado los zapatos. Tomó su pie derecho y lo besó. Mordisqueó los dedos, uno por uno, y Liam pensó lo maravilloso que era estar con él siendo un Omega adulto y no un chico virgen asustado.
Zayn subió por su pierna besándolo y mordisqueándole y después se acercó más y colocó las piernas del Omega en sus hombros. Apoyó las manos en sus muslos y lo abrió con las puntas de los dedos. Y de pronto empezó a acariciar su erección con la lengua, primero a lametones y después succionando con gentileza. Liam se dejó caer sobre la cama gimiendo y cerró los ojos mientras Zayn lo besaba y lamía y Liam se sentía subir cada vez más alto y se estremecía al borde del orgasmo. Y entonces llegó el clímax en una explosión de estrellas, una ducha de luz y dulzura, un sabor como a champán en la lengua y el olor acre de su deseo a todo alrededor.