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—Pero papi Liam, yo creía que te gustaba papá Zayn. Cuando me contaste que era mi padre Alfa, me dijiste que lo amabas cuando eras muy joven.

—Lo quería entonces y lo quiero ahora —repuso el Omega, incómodo.

Eran las cinco de la tarde y estaban sentados en la cocina. Brody olía a jabón y champú, de la ducha posterior al fútbol.

—Me gusta Zayn y lo quiero mucho. Pero no nos vamos a casar y tienes que aceptarlo.

—Pero si lo quieres, ¿por qué no se pueden casar? Es tu novio, ¿verdad?

Liam recordó que la sinceridad era la mejor táctica... aunque no siempre resultara fácil.
—Era mi novio, pero hemos roto.

—¿Porqué?

Liam abrió la boca para intentar explicárselo... y volvió a cerrarla. No podía explicarle a un niño por qué quería a Zayn pero no podía casarse con él.

—Lo nuestro no ha salido bien. Eso es todo lo que necesitas saber.

—Pero puede que vuelvan a ser novios. Si tú...

—Brody.

El niño conocía aquel tono de voz y sabía que no había nada que hacer. —¿Qué? —preguntó con cierta rabia.

—El matrimonio no es algo que puedan decidir los niños. ¿Comprendes?

Él se mordió el labio inferior y bajó la vista. —Sí.

— Zayn y yo te queremos mucho y cuidaremos de ti estemos casados o no.

—Pero papá Zayn dijo...

—¡Basta!

Liam comprendió que tendría que hablar con el Alfa antes de marcharse. Tenía que hacerle entender que debía dejar de darle todos los caprichos a Brody. El Omega empezaba a notar ya cambios en su hijo... el tono quejumbroso cuando no conseguía lo que quería, la exigencia de que los adultos de su vida hicieran lo que a él le apetecía... Aquello no era bueno. Y sabía que cuando él se fuera empeoraría aún más.

Sin Liam allí para equilibrar el tema, Brody estaría cada vez más seguro de que él dirigía el mundo. Después de todo, tenía a Zayn para que le recordara constantemente que sólo tenía que insinuar que quería algo e inmediatamente sería suyo.

—Siento que te hayas llevado una decepción —dijo—. Lo siento de verdad. Pero a veces las cosas no salen como uno quiere.

Cuando Brody se acostó aquella noche, buscó a Zayn en su estudio. Cuando entró, el Alfa no levantó la cabeza de la pantalla del ordenador.

— Zayn, tengo que hablar contigo.

Él lanzó un gruñido y siguió moviendo el ratón con los ojos fijos en la pantalla.
—Yo creo que ya lo hemos dicho todo.

—Ahora no se trata de nosotros, sino de Brody.

—Brody... —seguía con el ratón—. Ahora te acuerdas de él...

Liam sintió furia, pero se esforzó por reprimirla. Tenía un objetivo y perder los estribos no le iba a ayudar a lograrlo.

—Eso ha sido una crueldad —dijo. Y esperó a que el Alfa dejara el maldito ratón y lo mirara—. Yo siempre pienso en Brody antes que en nada más.

—Está decepcionado —dijo Zayn en tono acusador.

Liam reprimió una réplica airada y procuró usar un tono de voz razonable.
—Piensa un poco en eso, ¿vale? ¿Por qué está decepcionado?

—Porque tú no quieres hacer lo correcto, por eso.

—No. Porque tú le prometiste algo que no puedes darle, algo que no tenías derecho a prometerle.

El secreto de Liam.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora