Xiao Zhan es el playboy y modelo más codiciado del país, tiene la fama de acostarse con quien se le venga en gana, nadie se queda a su lado y nadie lo hace doblarse y rogar. Nadie hasta que llega un CEO que lo cambiara todo, uno muy peligroso. Ambo...
El desfile más importante estaba por comenzar, Yibo se encontraba en los primeros asientos, era el invitado de honor por la popularidad de su revista internacionalmente, tras 2 años de trabajar en ella, con los consejos que alguna vez esa persona le dio. Un año trascurrió para que su empresa se deslindara de aquellos tratos que su padre habia hecho, medio año para eliminar aquella asociación de préstamos, ahora solo siendo CEO por aquella empresa de publicidad y de modelaje. Zhehan y Yu ahora eran los mayores representantes de esta y modelarían en aquella importante pasarela.
Yibo llamaba la atención en donde estuviera, por su porte y elegancia. No había persona que no lo mirara. Se encontraba mirando las marcas que se presentarían en ese día y la lista de modelos para ver en qué lugar estaba situados los modelos de su empresa.
—¿Sabes quién abrirá la pasarela este año? —preguntó lo que parecía una joven actriz.
—Sí, es un modelo asiático, fue descubierto por Georgiano, quien lo escogió y entreno, aunque se decía que el joven era nato en el modelaje, tiene estupenda altura, porte y su piel es más blanca que el papel, su cabello negro, tienes facciones estupendas —respondió otra chica
—¿Sabes su nombre? —pregunto la chica interesada
—Si, creo que es...
Entonces las luces se apagaron, la pasarela se ilumino y la presentación de la ropa de Gucci comenzó con aquel modelo, el cual traía una pequeña mascara en su rostro, semi transparente mientras su ropa era de colores de temporada.
Yibo lo miro y su corazón comenzó a latir con fuerza, sentía que se ahogaba. Uso el folleto para soplarse, luego fueron las demás marcas como los modelos de la empresa de Yibo. Todo parecía haber estado perfecto, la pasarela termino y los tragos fueron servidos.
Camino entre la multitud hasta encontrarse con Georgiano quien al verlo le sonrió gustoso.
—Ragazzo —saludo besándolo de lado a lado —tus modelos han sido estupendos.
—Eso me alegra, pero me podías decir el nombre del modelo que abrió la pasarela. —cuestionó con un tinte ansioso.
—Oh, si mi querido Angelo, muchos hombres preguntan por él y su belleza, pero el se niega a recibirlos —pronunció
—Solo dime, donde esta y yo me encargo del resto —suplicó.
—Bien, solo porqué me encantas ragazzo.
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Aquel hermoso hombre se encontraba con una bata, para escoger la ropa que se pondría para el coctel, sabía que aquello era importante para su carrera. Por lo cual se encontraba arreglando un poco su pelo frente a el espejo hasta que escucho la puerta se tocada.
Se levanto para abrirla, llevaba horas recibiendo flores tras su participación, por lo cual suspiró y abrió la puerta para encontrarse con un hermoso ramo de claveles. Las tomo para verlas de cerca, buscando alguna nota, pero no encontró, giro su vista para ver quien entregaba aquello, fue entonces cuando lo vio.
—Yibo —su voz fue casi susurro.
—Te extrañe...
Los ojos de Zhan se llenaron de lágrimas, dejo caer las flores y brinco a los brazos de aquel hombre, su corazón latía con fuerza y su respiración se entrecortaba por los sollozos que comenzó a soltar. El mayor lo tomo por la cintura y lo llevo dentro del camerino.
—¿Cómo llegaste aquí? —pregunto el menor, limpiándose las lágrimas.
—Fue una casualidad, pero, ¿por qué parece que sigues huyendo de mí? —le cuestiono mientras limpiaba su rostro con sus dedos.
—Solo quería pagarte por amar a mi madre, por lo cual no quise que estuvieras en vuelto en todo eso.
A Zhan le había tomado un año para salir del país, mientras eso ocurría, comenzó a desmantelar algunas asociaciones de trata de personas anónimamente, mientras se escondía de la mafia. Cuando por fin salió del país no tenía dinero para poder vivir de la manera que lo hacía, por lo cual trabajo en varias cafeterías, hasta que Georgiano, lo encontró, poco a poco comenzó a modelar y hacer lo que más le gustaba, pero no podía volver a su país, puesto era buscado por más de lo que alguna vez pensó. Decir que no necesito a Yibo, o que no lo extraño era sería una mentira, sin embargo, jamás dejo de amarlo.
—No puedo volver, no puedo pisar nuestro país —pronunció después de contarle todo —aunque soy patrocinador de fundaciones de trata de personas en nuestro país, sé que no soy un héroe y que yo no acabare con todo, pero intento que las personas puedan tener una oportunidad, como yo no la tuve.
El mayor tomo de la cintura al menor, beso sus labios y acaricio su piel bajo la bata.
—Eres sorprendente, te admiro y por ello te amo, sé que eres libre y no te puedo sostener, pero déjame ser el aire que te acompañe en tu viaje, el cielo que ilumine tu camino y el agua que refleje tu libertad. Déjame quedarme contigo —beso de nuevo sus labios.
—Yibo, yo no puedo...
—Haré una sede de la revista aquí, en Milán, tengo varias propuestas —sonrió.
—Quédate conmigo y no me sueltes. —suplico entrelazando sus brazos en el cuello del mayor —te amo, mi línea peligrosa.
—Te amo para siempre.
La vida es un camino de obstáculos, de problemas, de tristezas y pasados, pero si no cruzamos aquella línea entre amar y sufrir, no podemos avanzar. Por qué cuando la cruzamos es cuando nos damos cuenta que todo lo vivido valió la pena.
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N/A: Lo escribi desde el móvil, más adelante tendrá su corrección.
