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Era obvio; estaban siendo atacados.

—¡Maldición!, ¡Pietro!, ¡Wanda!, ¡Wilson!— gritó Barnes, quien salió de la oficina al ver por uno de los ventanales que se encontraban siendo atacados por ellos, los vengadores

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—¡Maldición!, ¡Pietro!, ¡Wanda!, ¡Wilson!— gritó Barnes, quien salió de la oficina al ver por uno de los ventanales que se encontraban siendo atacados por ellos, los vengadores. Cuánto los odiaba, se interponian demasiado en sus planes.

—¡Greñudo!, ¡Que carajos está pasando!— respondió el otro alfa furioso, seguido de los omegas quienes estaban a la defensiva por si llegaba a suceder algo.

—Eso no importa ahora, maldición. — suspiró aliviado para sus adentros, al menos ellos estaban sanos. —Debemos escapar de aquí y rápido, incluso peleando de ser necesario, esos vengadores vinieron por nosotros, a destruirnos, pero nosotros no vamos a permitirlo.

Cuando acabó de hablar, se colocó nuevamente su máscara mientras tomaba la primera arma que encontró en el suelo, notando que el alfa contrario imitaba su acción, con la diferencia que acomodaba sus katanas.

—Nos veremos del otro lado del bosque, tenemos el clima a nuestro favor. — concretó Wilson, soltando un rápido grito de guerra, que parecía más un canto desafinado, y comenzó a correr hacia el exterior del cuartel, siendo seguido por los otros tres en diferentes direcciones.

—¡Mierda!, ¡¿De dónde salen estos tarados?!— preguntó por el intercomunicador iron man, sobrevolando por el bosque intentando encontrar alguna forma de romper ese "muro" que protegía al horroroso cuartel

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—¡Mierda!, ¡¿De dónde salen estos tarados?!— preguntó por el intercomunicador iron man, sobrevolando por el bosque intentando encontrar alguna forma de romper ese "muro" que protegía al horroroso cuartel.

—Lenguaje, Stark.

—Oh, oh, el capi dijo lenguaje. — bromeó hawk con la mirada fija en pasar por arriba a esos guardias que se interponian en su camino.

—No hables tanto, Stark. Quizás después te mande a comer los vegetales que dejaste. — siguió el juego Blackwidow, divertida de oír las quejas de Rogers por las bromas.

—Nunca más dejarán de molestarme por esto, ¿Verdad?— antes de siquiera escuchar una respuesta, saltó de la motocicleta, aterrizando en la fría nieve sin problemas, aunque rodeado de soldados amenazando en disparar. Claro, no sería problema para capitán América.

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