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—Jamás lo harás.

—Charles, no sabes cuánto odio a los humanos

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—Charles, no sabes cuánto odio a los humanos. ¿Realmente son tan inútiles que no pueden subirse a un bote solos?

—Cariño, no entiendo porque te asignaron está tarea con tu historial. — el castaño se mantuvo a un lado, ayudando a que cada civil reciba los cuidados necesarios y ayudando a los niños extraviados a llegar con sus familias.

—Yo la acepte. — dijo con simpleza, sorprendiendo al menor de altura por la confesión. —Queria mantenerme a tu lado.

—Que romántico. — soltó una pequeña risa hasta que frunció el seño por notar a lo lejos a los agentes apurados en tomar a la mayor gente posible. —Erik, apuremonos. Tenemos el tiempo contado.

—Te extrañe todo este tiempo...Quise saber como estaban Peter y tú, si continuaste con tu vida o si aún sigues amando el té. — hablo Erik luego del silencio, observando al Omega sonrojado.

—Yo me mantuve al tanto de tu vida. — respondió casual, asombrando y quizás asustando un poco al mayor. —Antes que preguntes cómo, Raven y yo mantuvimos contacto, y digamos el hecho de que en tus celos hablaras por telepatía...Ayudaba un poco.

—¡Charles! ¡Eso es invasión a la privacidad de tu pareja!— siguió molestando Erik, quien en un momento de no poder resistirse al omega frente suyo, lo abrazo posesivamente, soltando sus feromonas y marcando al amor que fue suyo.

—Por dios, Erik. Estamos en algo de vida o muerte, no puedes ponerte así.

Pero a pesar de las quejas absurdas que Xavier recalcaba, su corazón se sentía cálido de tener una vez más a su alma gemela, a pesar de todo lo ocurrido, el lazo impedía cualquier otro sentimiento negativo hacia él.
Sin hacerle esperar mucho más, rodeó el cuello del alfa alemán, sonriendo enamorado al notar que lo observaba casi avergonzado, pues el mayor no creyó que iba a tomarse tal atrevimiento.
Y claro que lo tomaría.
Asique importandoles poco estar en medio de una guerra, se fundieron en un beso ansiado, lleno pasiones que volvieron a reavivarse, y de emociones que se empeñaban en ocultar para sus amigos más ajenos. Solo eran ellos, y lo disfrutaron hasta que, como Magneto y su boca son grandes amigos, dijo un comentario con segundas intenciones que ruborizó por completo al telepata, quien corrio rápidamente hacia otra dirección avergonzado, pero tomo de excusa el hecho de que había que ayudar a más sokovianos.
Erik, mientras tanto, mantenía una boba sonrisa en su rostro, él lo buscó, pensaba con su lobo aullando de emoción.

 Erik, mientras tanto, mantenía una boba sonrisa en su rostro, él lo buscó, pensaba con su lobo aullando de emoción

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