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—Temo que esto se salga de las manos, James. —

—Si seguimos todo acorde al plan, nada malo sucederá. Vámonos. — finalizó secamente el mayor, dándoles una última mirada a los mellizos.

 — finalizó secamente el mayor, dándoles una última mirada a los mellizos

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—Repasemos una vez más, wan. — dijo el mayor, aún sentado sobre el bien cuidado césped de aquel espacio abierto. —En unos minutos, ellos dos saldrán del complejo para comprar algunas cosas, según un pajarito me contó. Aprovechando esto, los distraeré lo suficiente como para que en medio de eso, llegues tú y hagas esas cosas que haces, linda. ¡Claro! ¡No te enamores de la pelirroja!— se burló al recordar los comentarios anteriores de su hermana.

—Por tu bien, fingiré que no dijiste eso. ¡Ya están saliendo!, ¡Vamos, vamos, vamos!— apuro la fémina entre suaves risas, empujando al peliplata a metros del objetivo principal para que comenzara con lo planeado.

Muy bien, no sabía si eran los nervios exactamente, pero su comportamiento era más raro de lo usual desde que tuvo en su campo de visión a aquel guapo alfa rubio.
¡No era tiempo de distracciones!, ¡Él debía hacer una! Y oh, eso haría.

Optó por hacerle caso a Bucky, y simplemente activar un par de alarmas de negocios cercanos a ellos, cosa que funcionó, ¡Pero eran escurridizos! Asique tuvo que pensar en algo más, en algo que los deje un poco más lentos.
Por eso, dando provecho del montón de gente que caminaba por la acera, se escabullo lo suficiente como para poder empujar a la rusa algo fuerte, lo suficiente como para que sufriera un pequeño tropiezo.

¿Quicksilver?, ¿Eres tú?. Puedo reconocer ese aroma en cualquier lugar. — escuchó repentinamente, tomándole desprevenido y sin saber que responder.

—Barton, maldición, deja de tener alucinaciones y ayúdame. — gruñó la alfa, ya hartada de los pensamientos raros de su compañero, esperando un poco de ayuda.

¿Pietro?, ¿Que mierda fue eso?— pudo oír a su gemela, simplemente no supo que responder, ni él lo sabía. ¿Cómo alguien con quién se vio una sola vez le reconocería?, ¿Acaso vio más de lo necesario? —Ya no importa, iré ahora, los veo distraídos.

Maximoff solo asintió, aún algo...Confundido por lo que acabó de ocurrir. Sin voltear atrás, corrió rápidamente hacia donde antes se encontraba su melliza, apoyándose en el tronco del antiguo árbol, y sintiendo su rostro arder ligeramente por lo sucedido, ¿Era vergüenza o algo más?

Sin embargo, por parte de Wanda, luego hablaría con él. Era tiempo de ponerse en acción, y esta vez no fallaría a pesar de haberse preocupado muy poco al verla en el piso por el empujón causado.

Acomodando su gorro para cubrir lo suficiente el rostro, se acercó a los dos individuos, extrañados de la presencia de esta allí.
Claro, nunca se pueden mantener alerta cuando la mente se encuentra en otro lugar, por eso fue tarde cuando reconocieron aquella aura escarlata que se paseaba entre los dedos de la omega.

—Piensen que estan en harry Potter, si es menos doloroso. — murmuró, teniendo una cálida sonrisa dibujaba en sí mientras cerraba sus ojos, concentrandose en cumplir con su misión y no tener algún error por un descuido.

La Maximoff menor sonrió orgullosa de si misma al haber podido hipnotizar el tiempo suficiente a los de casta superior con tal de entrar en sus mentes. Fue difícil por los empujones que los apurados humanos daban para llegar a su destino, pero antes de ella misma imitar la acción de estos, dejo controlar aquel lobo interno que desconocía tener, y dejó un delicado beso en la mejilla de la alfa.

—Ahora puedo irme. Deberían tener cuidado la próxima vez. Esto es mucha desventaja para su equipo. — bromeó la castaña hacia los agentes fuera de sí, marchandose ahora tranquilamente por su hermano.

 — bromeó la castaña hacia los agentes fuera de sí, marchandose ahora tranquilamente por su hermano

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—Wilson. que. es. esto. — preguntó molesto el castaño, sin entender porque de todos los lugares posibles, fueron a un bar de mala muerte.

—Aquí tengo uno de mis compadres que me consigue changas por aquí. Nomás le preguntaremos amablemente si de casualidad el jefecito tiro chisme por la zona. — respondió golpeando amistosamente el hombro del soldado, y sin más, se encamino a entrar en el local sin desconfianza alguna.

—...Loco. — suspiró, auto-animandose a no golpearlo por la estupidez que estaba provocando indirectamente, y siguió sus pasos alerta de cualquier ladrón de cuarta.

Entrando en el lugar, Bucky pensaba que no pudo haber esperado que el interior tuviera más descencia que la pinta que mostraba afuera. Sin embargo, aún callado y analizando cada zona del bar, siguió a su amigo, quien se encontraba feliz entablando una amena conversación con el conocido bartender.

—Entonces el señor aquí presente se quería robar un arma de esas fuertes, pero esa pistola era mía, asique yo le dije "Wow viejo, primero robas mi shampoo, y ahora esto". Luego quiso lanzarme todo un edificio entero, pero era muy gracioso, conoces buenas personas en Rumania, eso pensé también. —

—"Un estúpido completamente". — pensó Barnes, rodando los ojos por la historia mal contada de como se habian conocido, ¿Que clase de psicótico se mete en el baño mientras te duchas?. —Wilson. A lo que vinimos.

—Uh, ya lo escuchaste, ricitos. Está en sus días, por eso anda medio mandon. — le resto importancia el rubio, moviendo su mano en esa misma señal. —Ahora si, ¿Tienes algún trabajo para mí?, O mejor dicho, ¿Él estuvo por aquí?

Hubo un silencio un poco tenso al mencionar eso, claro, a pesar de había un estruendoso sonido por parte de los otros clientes que peleaban entre sí o solo querían ver la televisión.
No duró tanto este, puesto que el mismo bartender se acercó hacia el mercenario, esperando que fuese secreta la charla.

—Estuvo repartiendo información a base de voceros. — comenzó, señalando con la mirada a un par de estos. —Pero desde el ataque de los vengadores hacia ese cuartel, cambió de parecer radicalmente. Ya no quiere ser vistoso, si me entiendes, prefiere la discreción. Aunque me sorprendió que...

—¿Que, qué?— pregunto un ansioso barnes, quien odiaba o bueno, más bien, le desesperaba el suspenso.

—Él dijo que necesitaba nuevos reclutas, que ustedes estaban cazados por los vengadores. Por eso quería a algunos mercenarios fuertes, buscarlos a ustedes vivos o muertos y que esten a su lado. No lo sé, a mi parecer fue algo psicópata que solo tú dirías, cabezón. — el bartender se encogió de hombros al decir lo último, puesto que admitía, le daba escalofríos recordar esas frías palabras.

—No mames. ¡No mames! ¡¿Escuchaste mapachito?!— le agradeció de forma veloz al bartender que accedió a informarles, y antes de seguir con sus gritos de sorpresa, jalo al de brazo de metal hacia las afueras del bar.

—Ese maldito hipócrita. Es tan cínico. Tenemos que encontrarlo, Wade. Nos encargaremos de esto nosotros.

LIERS AND REVENGE.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora