Liminar

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Escribir la presentación de un libro, sea cual fuere, es harto complicado. Pero si se trata de un libro como "De Sombras y otros Reflejos" la dificultad en seguida se duplica: ardua labor es servir de pórtico a la multiplicidad de lenguajes que en él converge y, aún más, a la manera en la que casan las tantas otras propuestas estéticas que las páginas siguientes contienen.

En efecto, "De Sombras y otros Reflejos" es una obra que participa -con todo éxito, por lo demás- en la poesía, en la narrativa, en el aforismo y en una feliz combinación de todos los elementos precedentes. Cada página es, sola, un manifiesto nuevo, un genuino deseo de alcanzar la originalidad expresiva.

Los textos son, ciertamente, nihilistas y desesperanzadores en algunos casos, pero si en tal cosa se convierten no es por un mero cliché, moda o pose de poeta maldito, (Alvaro es un ávido lector de Rimbaud) tan lamentablemente frecuentes. En este caso se trata solamente de una voluntad constante de expresar la realidad tal como ella es, de retratar exactamente la cotidianidad. Y si durante tal proceso se evidencia la crudeza y la podredumbre del mundo en el que vivimos, tanto mejor: el objetivo estará entonces cumplido.

Mas a pesar de todo lo oscuro y nefasto que a diario presenta la vida del ser humano, también hay, en los textos inmediatos, lugar para el amor, el sexo, el encanto que la mujer produce y, en fin, las relaciones interpersonales en todas sus facetas y vertientes: nada de eso escapa a la escrutadora mirada del autor, que no vacila en presentar estas situaciones con todo lo que de fascinante y terrible en ellas convive.

Tengo para mí, sin embargo, que la mayor virtud de "De Sombras y otros Reflejos", más allá de sus aciertos arguméntales y textuales -lo cual no es poco- es el hecho de sustentarse, en cuanto conjunto de textos, en una riqueza metafórica y en una sólida construcción retórica. Las imágenes presentes en los textos adyacentes, quede anticipado de una vez, son poco complacientes con el lector. Muy por el contrario: exigen siempre atención constante y agilidad para descifrar su sentido subyacente. En "De Sombras y otros Reflejos" cada tropo está cuidadosamente planificado y pensado, de modo que el juego de conceptos que a menudo se establece entre ellos no resulta, en modo alguno, vacuo, sino que redunda en un mayor rango de significaciones y amplitudes de sentidos.

Pero, sea como sea, se me ocurre que ya es tiempo de dejar a un lado las interpretaciones, que no son más que meras lecturas, parciales sin duda, algo que sólo puede ser comprendido a cabalidad adentrándose en "De Sombras y otros Reflejos". No queda, pues, más camino que exhortar al lector a que se aventure en la empresa de navegar en las páginas de este libro. Tarea, en efecto, nada sencilla -ni siquiera para el más avezado- pero seguramente plena de gratos descubrimientos y de formas inéditas.

Alberto Quero

De Sombras y Otros ReflejosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora