... no más...

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... caminaba, se detenía, el bosque era grande e imponente, inmenso, los arboles, que llegaban a treinta metros arriba de su cabeza formaban un manto de obscuridad, donde apenas se filtraban unos pocos y casi miserables rayos de luz, en las partes donde las hojas no cubrían por entero todo el cielo; todo aquello, pensó, sería tan hermoso si tan sólo no le doliera tanto, si la sangre no brotara tan rápido, si pudiera detenerse a descansar. Estaba tan agotado, tan adolorido, se tambaleaba, caía una y otra vez, dando un paso o dos entre caída y caída, pisando en charcos o en tierra firme.

Un mal paso, una caída más y presintió que no volvería a levantarse, sus ojos se cerraban a pesar de su lucha por mantenerlos abiertos, ya no podía más, se cansaba hasta de respirar, tirado de espaldas sin siquiera saber si sus ojos estaban cerrados o si permanecían abiertos y con miedo de no volver a ver la luz de los días, un último suspiro le dio la respuesta, sabía lo que pasaba, ya no volvería a sentir nada, jamás...

De Sombras y Otros ReflejosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora