Diosa Giratoria (The real story of the Spinning Goddess)

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Aquel miserable comenzó mentalmente a escribir la carta que jamás llegaría al papel, cada palabra cortaba como una afilada hoja que se le hundía en la carne de sus pensamientos confusos e inconexos. Recostado a la blanca pared acolchada, un blanco que ahora se perdía tras las sucias manchas de dedos, mugre y sangre que decoraban las superficies de las paredes, incluyendo el piso y el techo de aquella pesadilla concretada en piedra por la mente de los "cuerdos".

Cambió de posición en el acojinado suelo, permitiéndoles a los brazos sujetos tras de sí, conseguir un poco de relativa comodidad, la carta se escribía línea a línea en su cabeza, su pensamiento disfuncional no podía reconocer el hecho que ella jamás habría de leer esa misiva que letra a letra colmaba sus dementes fantasías.

"Hola, Mi Diosa Giratoria:

Mi bailarina voladora, te escribo sólo para que sepas que estoy bien, no importa lo que diga mi hoja de vida, yo estoy bien por que estoy enamorado, enamorado de ti... de hecho estoy pensando en ti justo ahora ¿ves?, pensando en ti con mis manos atadas a la espalda, como si pudiesen atarme el corazón.

Ahora mismo me levanto y corro hacia la puerta, y me golpeo en la frente con el colchón, ¿viste?, estoy sangrando otra vez de la nariz, hacía tiempo que no me pasaba. Esta mañana se me acabó el efecto de la medicina, esos pocos momentos de paz antes que todos en esta celda vacía comiencen a hablar de nuevo.

Cuando me inyectan, casi hasta dejo de sentir los insectos bajo la piel, casi hasta deja de importarme todo, pero no todo, tú nunca dejarás de importarme, como podría yo, si tu eres mi verdad, la única verdadera, mi trozo de piel que no se han comido los insectos.

No se cuándo me quitarán esta cosa que me amarra los brazos, pero sé que debían ponérmela, lo que pasa es que antes me rascaba la cara con las uñas para quitarme las moscas, y cuando pensaba en ti, escribía tu nombre con sangre, con la sangre de otra gente.

Me dicen que estoy loco, pero yo me siento más cerca de tu humedad, de tu sexo, ¿sabes? A veces pienso que todo esto es tan extraño, y ahora casi no puedo pensar como es, es que tu eres tan pura... ¿cómo es que dicen...? si, ya sé, inmaculada, eres tan mía, pero a veces me pregunto si lo sabes.

Ahora debo irme, aún hay gente de quien escapar, pero ahora a lo importante, yo se que nunca vas a leer esta carta (ellos creen que no lo sé, pero no se imaginan lo que de verdad sé), sé que los imbéciles vestidos de blanco no te la van a dar, aunque se las dé, esta carta nunca va a llegar a tus manos, es una lastima por que dice cosas tan bonitas, ¿verdad?

Loco por ti,

XXX

Otra vez los espasmos se adueñaron del cuerpo de aquel infeliz del tercer piso de la sala de enfermos mentales en el pabellón conocido como de "Peligrosos", ese tipo de obsesos eran lo más patético que existe, este por ejemplo, pensó el empleado, mitad guardia de seguridad, mitad enfermero, creerse enamorado de una mujer que ni existe.

- ¡Malditos locos! - pensó en voz alta.

De Sombras y Otros ReflejosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora