Diez: Una cosa antes de comenzar.

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Shousuke se encontraba sentado en la silla al lado de su escritorio, mientras que Kei había tomado lugar sobre la cama, estaba recostado con las piernas de fuera, observando el techo tratando de concentrar con toda su fuerza de voluntad el salir del cuerpo de Yuki llegando siempre al mismo resultado: Fallido.

—Dios, ya no puedo más con esto, no importa con cuántas ganas lo intente simplemente no lo consigo ¿Por qué es tan difícil ser un fantasma?

Shousuke dejó escapar un suspiro, él tampoco tenía como darle solución a lo que sucedía, miró su laptop una vez más, no serviría de nada buscar, no era como que los fantasmas se dedicaran a escribir blogs. Regresó su mirada a Kei quien se notaba bastante desanimado a la vez que frustrado ¿Qué podía decirle? "Todo estará bien" ni siquiera él se lo creía, las cosas se estaban complicando y necesitaban solucionarlo ese mismo día.

—De cualquier manera, quiero verle el lado positivo ¿Tú no?

—¿Positivo?

—Pude abrazarte, creo yo que eso es algo bueno, quizás suene demasiado cursi pero era algo que realmente quise hacer desde que llegué aquí sin avisar.

—... Sí, yo también lo quería.

Una sonrisa apareció en los labios de ambos en ese momento, ninguno de los dos notó que el otro también la tenía, aunque Shousuke ya podía asumirlo. Hubo silencio por unos segundos otra vez, Shuuko había indicado que la comida tardaría un poco más ¿Cuánto tiempo sería eso? ¿Lo suficiente?

—Shousuke ¿Puedo pedirte que hagamos algo?

—¿Hm?

—Antes de salir del cuerpo de Yuki, quiero hacer algo, porque no sé cuándo volveré a poder tocarte.

—¿Qué quieres hacer? —preguntó un tanto curioso, mientras lo volteaba a ver.

Kei se levantó de la cama, era extraño siendo consciente de que no era su cuerpo el cual estaba habitando, pero al menos tenía la oportunidad de desahogar todos esos sentimientos de la manera en la que deseaba, extendió sus brazos al quedar delante de Shousuke.

—¿Puedo...?

Sin decir nada, los brazos del chico contrario se abrieron, listo para recibirlo, Kei se acomodó sobre sus piernas para poder abtazarlo, siendo rodeado y correspondido, sintiendo por primera vez esa calidez reconfortante que tanto necesitaba. Movió ligeramente su cabeza tratando de evitar que Shousuke lo viera llorar, claramente esto fue en vano pues sus sollozos lo delataron; sintió como la mano de Komi paseaba por sus cabellos ahora rosados, aunque realmente no eran suyos. Sorbio su nariz tratando de no romper en llanto, pero todas las cosas que llevaba conteniendo desde antes de su muerte lo estaban golpeando cruelmente en un mismo instante al punto en el que se convertía algo insano.

Lágrima tras lágrima, fueron cayendo, resbalando por las suaves mejillas que por el momento llamaría suyas, terminando por caer sobre las prendas de Shousuke dejando una que otra marca de humedad en su desaparición. Sintió como las frías, pero suaves, mania de Shousuke tomaban su rostro, acariciando sus mejillas en busca de limpiar las lágrimas que caían a través de ellas.

—No te contengas —lo escuchó decir—, solo somos tú y yo ahora mismo, no tienes que fingir que eres fuerte.

Su alma se rompió en ese mismo instante. Cubrió su boca ahogando un grito de dolor, como si todas esas mentiras que repitió una y otra vez finalmente hubiesen sido descubiertas.

"Estoy bien" "Estaré bien" "No importa, fui feliz" "Las cosas mejoraran"

Todas esas palabras resonaban en su cabeza una y otra vez, las lágrimas ahora salían por montones y los sollozos se convirtieron en quejas por el dolor que le generaba el nudo en su garganta, no estaba bien, jamás estuvo bien, quería vivir, quería estar con sus amigos y poder tener una vida por años y años hasta morir de viejo, pero sabía que eso ya era algo imposible.

—¿P-por qué la vida es t-tan injusta? —preguntó entre balbuceos tratando de contener su llanto para que sus palabras fueran entendibles.

Shousuke no podía ni siquiera hablar, entre el ser malo con las palabras y el nudo en su garganta que se formó por contener sus propias ganas de llorar no era capaz de siquiera abrir la boca. Kei levantó su rostro para verlo, acarició su mejilla en esta ocasión.

—L-lamento hacerte soportar esto.

Pudo sentir como el abrazo aumentaba su fuerza, se sobresaltó en un inicio pero logró acostumbrarse con rapidez, pudo oírlo sollozar, pero no dijo nada. Ambos estaban destrozados y sabían perfectamente que cualquier palabra de ánimos que tuvieran para decir no serviría de nada en un momento como ese. Solo Necesitaban del silencio y la compañía del otro, por ese momento, estaba bien, no importaba de que manera fuera.

—Todo lo que dijiste esta mañana... ¿Era verdad?

—Lo es.

Kei apretó sus labios, recordaba con claridad cada una de las cosas que Shousuke dijo y el corazón le dolía con tan solo saber que él se sentía de esa manera, sobre todo porque sabía que no importaba lo que hiciera él no dejaría de pensarlo.

—Sabes que no te odio ¿Cierto?

—Sí.

—En realidad te amo bastante.

—Hm... Creo que estás exagerando un poco.

—Para nada —aseguró, levantando ligeramente su cabeza para verlo y sonreír ampliamente, las lágrimas hacían que sus pestañas brillaran en ese momento—, aunque no lo creas alegraste bastante mis últimos días antes de entrar al hospital y... Cuando ibas a visitarme, eran los momentos más felices para mí.

Shousuke sintió como si le atravesaran el corazón en ese momento. Le habría gustado que fuera feliz en sus últimos minutos de vida, pero no podía regresar el tiempo atrás y corregir sus errores, debía pensar en el ahora y las acciones que podía tomar.

—Te prometo que te haré feliz hasta el último instante que te quedes aquí.

El corazón de Kei latio con fuerza, ese sentimiento era tan extraño, pero le alegraba volver a experimentarlo, recostó su cabeza contra el pecho de Shousuke y un suspiro escapó de sus labios.

—Quiero prometerte lo mismo, aunque no tenga un cuerpo, haré hasta lo que este fuera de mi alcance para que tú seas feliz.

Ambos se quedaron en silencio una vez más, simplemente abrazándose, disfrutando de ese momento que quizás no volvería a repetirse.

MI ROOMIE ES UN FANTASMA | KOMI SHOUSUKEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora