Epílogo.

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Las semanas pasaron con una lentitud inigualable, cada día se sentía como un año entero y los únicos momentos disfrutables para Shousuke eran sus sueños, donde podía permitirse ver a Kei por una vez más sin tener una verdadera oportunidad de tocarlo o besarlo como antes hacía.

El viernes llegó, la campana sonó indicando el final de las clases y finalmente Shousuke podía regresar a casa para dormir por el resto del fin de semana, se detuvo en la entrada de la escuela por unos segundos notando el cielo lleno de nubes ¿Comenzaría a llover? según lo que recordaba no habían mencionado nada para un pronóstico así.

—¿Ya te vas, Shousuke? —preguntó Hitomi con una amplia sonrisa parándose al lado suyo, ella traía un paraguas en mano.

—Ajá.

—Que bien, oye —le dirigió la mirada, debía aprovechar esta oportunidad pues últimamente lo único que el chico hacía era aislarse del resto—, estaba pensando en que el domingo podríamos ir tú, Ai, Yuki y yo a esta nueva heladería con sabores exóticos, dicen que va a ser un día soleado y caluroso así que ser-

—No.

—Pero quizás puedas-

—Ya dije que no.

Hubo silencio una vez más, se resignó a terminar empapado de ser necesario y comenzó a bajar los escalones.

—Algún día vas a tener su olvidar a Kei ¿Sabes?

Se frenó en seco y se giró al instante para regresar y confrontar a la chica, era más que obvio el enojo que sintió cuando hizo aquel comentario, pero Hitomi no se arrepentía en lo absoluto.

—No puedes seguir viviendo así ¿Crees que eso era lo que él quería?, Kei te amaba o te ama, no lo sé, solo deseaba que fueras feliz y tuvieras una buena y larga vida.

—¿Cómo va a ser buena?, todo lo que alguna vez hice fue por él y ahora no está, así que todo lo que salió de mi rutina también fue en vano.

—No, no lo fue, porque pasaron buenos momentos juntos y aprendiste a vivir, ahora tienes que esforzarte por salir adelante.

Mantuvo la mirada baja, sentía una fuerte presión contra su pecho y dio un paso atrás, no tenía sentido discutir sobre eso, abrió sus labios, pero no pudo decir ni media palabra; tuvo que darse la vuelta para volver a caminar pero los pasos rápidos de Hitomi detrás suyo lo hicieron detenerse.

—No tienes que soltarlo de golpe, está bien —Colocó una mano sobre su hombro para apoyarlo—, podrías empezar con la idea de que aunque no puedas verlo él sigue aquí, contigo.

—Eso lo vuelve peor.

—No me refiero de manera literal, digo, si hay algo después de la muerte, una nueva vida o un cielo al cual llegar, estoy segura que él no dudaría en mandarte alguna señal para decirte que está contigo.

Hitomi no decía mentiras, eso sonaba a algo que Kei haría sin duda, en ese instante, una gota de lluvia golpeó contra su nariz y luego otro par sobre sus mejillas, la lluvia comenzó a caer sobre ambos adolescentes siendo ligera.

—Vaya casualidad ¿Eh?

—No creo que sea casualidad.

Una sonrisa se hizo presente en sus labios mientras dirigía su mirada al cielo, una ligera brisa lo hizo estremecer.

—Yo tampoco lo creo.

Y esa era la realidad, no era solo una coincidencia y las palabras de Hitomi tampoco eran una mentira en absoluto, Kei seguía ahí, durmiendo al lado de Shousuke durante las noches, recostandose en la mesa de su banco mientras resolvía los trabajos, acompañándolo en la hora del almuerzo cuando se aislaba de todos; Kei seguía ahí porque la realidad es que jamás lo había abandonado, no había ido al cielo o a su siguiente vida. Incluso en ese momento, sabiendo que ya no era capaz de tocarlo y que Shousuke ni siquiera podía verlo, se atrevió a acariciar su rostro disculpándose una vez más por no poder hallar una mejor solución para que pudieran ser felices; porque en ocasiones el amor no lo puede todo y al final del día, Kei sería feliz si veía que Shousuke lo era y de ahí en fuera no importaba nada más, toleraria una soledad eterna en espera de poder encontrarse algún día después de la muerte.

MI ROOMIE ES UN FANTASMA | KOMI SHOUSUKEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora