Veinte: Declaraciones y otras cosas tontas sobre el amor.

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Cuando volvieron a encontrarse Shousuke no pidió explicaciones, Kei tampoco las dio y en el camino a casa hubo por primera vez una compañía silenciosa, ambos caminaban lado a lado, sin embargo ninguno emitía alguna palabra, por primera vez el fantasma parlanchín no tenía una alocada historia que contar. Fue algo extraño, pero aún así, agradable pues la compañía del otro se había vuelto suficiente como para que los silencios no fueran incómodos o molestos y era de esa manera como sabían que sus sentimientos iban más allá de una simple amistad.

—Me gustaría que hablaramos de algo después.

—¿Ah? ¿No puede ser ahora?

—No quiero interrupciones, que sea después de la comida ¿Si?

—Oh, está bien —aseguró, pero claro que era una mentira pues la realidad era que se estaba muriendo de nervios y curiosidad por saber qué era aquello que Shousuke anhelaba contarle.

El transcurso de esas horas fueron el lapso de tiempo más extenso de su no-vida, sentía que Shousuke hacía todas las cosas con mayor lentitud, solo que no era su imaginación, él en realidad estaba haciendo que el tiempo se extendiera tanto como le fuera posible con tal de ni enfrentar la situación en la que él mismo se puso, pero el tiempo no podía alargarse para siempre y no podía evitar la realidad por mucho tiempo; incluso se ofreció a lavar los platos para tener unos minutos más y pensar mejor las palabras que quería utilizar, pero estos se fueron acabando uno a uno sin que se diera cuenta hasta que se quedó sin nada para lavar.

Tengo que hablar con él.

Se dijo a si mismo, observando hacia el comedor de reojo, por alguna razón sintió que estaría ahí, escondido en espera de que fuera a la habitación pues Kei era así, desesperado y era algo que le encantaba de él. Secó sus manos con un trapo y respiró profundo en un intento de darse calma, caminó a su habitación y tomó el pomo pensando por unos segundos las palabras exactas para decir, abrió la puerta y ahí se encontraba él, cerca de la ventana observando hacia su casa igual aue siempre; fue silencioso al cerrar la puerta y se acercó con lentitud hasta consegui estar a su lado, empujando su hombro levemente.

—Hola.

—Ah, llegaste muy pronto.

—Estás mintiendo.

—Sí, pero no quiero que te sientas mal —le regresó el ligero empujón mientras reía— ¿Vas a contarme lo que querías decirme?

Un suspiro pesado se escuchó en ese momento, las manos de Shousuke se apoyaron en la parte inferior de la ventana, echando todo su peso sobre las mismas mientras agachaba la cabeza, sentía el nudo en su garganta en ese instante ¿Qué pasaba si las cosas salían mal? Sintió la mano de Kei sobre su espalda dándole un par de palmadas, levantó su cabeza para verlo, una hermosa sonrisa sobre sus labios lo hizo sentir un flechazo en el corazón ¿Sus mejillas habían enrojecido? era lo más seguro, las sentía calientes.

—¿Te enamoraste de alguien estando en vida?

—¿Ah? ¿A qué viene esa pregunta?

—No lo sé, curiosidad.

—... Estando en vida no.

"Estando en vida no" Repitió sintiendo su corazón acelerarse, la necesidad de aclararlo una vez más como si después de morir sí se hubiese enamorado. Se alejó de la ventana, poniéndose de laso para ver directamente a Kei a la vez que se recostaba contra la pared. Kei por otro lado se sentía algo nervioso, no deseaba ilusionarse pero no podía evitarlo ¿Acaso Shousuke se le iba a declarar? No había manera en la que eso fuera posible ¿Cierto? él no era la clase de chico que se enamoraba.

—Supongo que el amor es complicado ¿No? —Apartó la mirada por unos segundos— Me siento tan nervioso ahora mismo.

—Lo sé, haces que me sienta nervioso también —expresó mientras reía, girandose para que estuvieran cara a cara— ¿Vas a decirme que te haz enamorado? eso sería algo sorprendente viniendo de ti, Komi Shousuke.

—Lo es —apretó sus labios en una línea recta para luego chasquear la lengua—, pero no es algo que controle.

—Si pudieras controlarlo ¿Decidirias no enamorarte?

Shousuke se mantuvo en silencio, observando a Kei con atención, cada una de sus facciones hacía latir su corazón y el sonido de su voz no podía emocionarlo más.

—No, definitivamente me aseguraría de enamorarme.

Una extraña sensación se hizo presente en el pecho de Kei, podría compararlo con un corazón acelerado pero él ya no tenía latidos, sus ilusiones estaban por los cielos solo necesitaba que dijera las palabras exactas y sin pensarlo dos veces se rendiría ante él.

—Te gusta mucho esa persona ¿Eh?

—Sí, me gustas muchísimo.

La mente de Kei tardó unos pocos segundos en procesar por completo las palabras de su compañero, comenzó con unos ojos bien abiertos para terminar en un alejamiento repentino mientras cubría su boca ocultando una notoria sonrisa.

—¿A-acabas de...? —su voz era aguda y eso lo hizo avergonzarse.

Shousuke sonrió con ternura dejando escapar una risa seca, apartaba la mirada viéndose como "un chico demasiado cool para las emociones" cuando en realidad estaba muriendo de los nervios mientras ocultaba el rojo de sus mejillas.

—¿Puedes repetirlo? —Kei se acercó tanto hasta que apenas hubo espacio personal entre ambos—, por favor, por favor —imploró al notar que Shousuke se mantenía en silencio.

—No.

En un instante el chico giró su cabeza para verlo, Kei pensó que se había enojado y estuvo a punto de alejarse hasta que sintió como tomaba su muñeaca y lo atraía hacia él.

—Puedo hacer algo mejor —sin pensarlo dos veces tomó el rostro de Kei para besar sus labios, eran helados igual aue el resto de su cuerpo.

Ambos estaban sorprendidos, el fantasma no esperaba para nada aquella acción, tampoco se detuvo y la correspondió tan rápido como le fue posible reaccionar, por otro lado Shousule estaba en una pelea interna por las decisiones que estaba tomando, sin embargo, no podía arrepentirse pues aunque no fuera un beso cálido estaba lleno de tantas emociones que compensaban por completo cualquier falta que hubiera. Ambos se separaron en un instante, sus miradas se encontraron y lo primero que notaron fue el brillo en los ojos de ambos.

—Realmente me gustas Kei.

—A-ah.

—¿Crees que podríamos...

—¡Sí!, sí, por favor, sí.

—Ni siquiera me dejaste terminar —sonrió al oír su emoción.

—No me importa, si es contigo entonces la respuesta es sí.

Shousuke acarició las mejillas del fantasma, besó sus labios una vez más, uno fugaz que no fue tan emocionante como el anterior pero seguía generandoles nerviosismos.

MI ROOMIE ES UN FANTASMA | KOMI SHOUSUKEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora