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Ya llevábamos un buen rato viendo la película, y cada vez me enamoraba más de Zendaya.
-Hey, ¿a dónde vais? -preguntó Kiara mirando como ambos chicos se levantaban de su sitio sigilosamente. Giré la cabeza hacia el par, con el ceño fruncido.
-A echar una meada -respondió JJ volviendo a caminar.
-¿Os la vais a aguantar el uno al otro? -se burló la castaña, y no pude evitar echar la cabeza hacia atrás mientras soltaba una carcajada.
Ambos chicos nos ignoraron y se fueron a hacer su propósito. Cuando desaparecieron de mi vista volví a prestar atención a la película.
Estaba amando ver a Tom vestido de Spider-Man, pero no pude evitar fruncir el ceño al pensar que los chicos llevaban un buen rato meando.
-Oye, Kie. -llamé a la morena mientras giraba la cabeza hacia ella- ¿Soy yo o están tardando bastante?
El ceño de mi amiga se frunció, y abrí los ojos como platos. Inconscientemente volteé hacia donde estaba antes Rafe, y ninguno de sus amigos ni él estaban presentes. La mulata miró donde yo estaba poniendo la vista, y se dio cuenta al instante. Me levanté rápidamente, al igual que Kiara.
-Coge la mochila. -salí corriendo nada más pedírselo en la dirección por la que vi a mis amigos desaparecer, detrás de la lona. Las palabras de Rafe resonaron en mi cabeza, sabían lo que hicieron. Iban a vengarse.
En cuanto ambas estuvimos allí, vimos una escena horrible, la cual me habría encantado poder olvidar. Topper agarraba a Pope por los brazos, y el moreno intentaba zafarse de él, propinando golpes. Kelce sujetaba a JJ por detrás, y Rafe le pegaba repetidas veces puñetazos en la cara. El rubio se encontraba cada vez con menos fuerzas. Ya sentía la rabia correr por mis venas.
Y tanto que se iba a liar esta noche.
-Kie, ve con Pope. -ordené- Yo me ocupo de Rafe. -la morena me dio un último vistazo, y salió corriendo para ayudar al de piel negruzca. No esperé ni un segundo más para pegarle un buen golpe en la cara a Rafe, que estaba despistado y no lo vio venir. Vaciló un poco, perdiendo ligeramente el equilibrio, así que aproveché y lo cogí de la cintura para tirarlo al suelo. Ambos caímos a éste, yo encima del de ojos azules.
-¡Puto cobarde! ¡Eres un hijo de puta! -me levanté y le pegué una patada. No podía describir como de furiosa estaba, era demasiado fuerte, tenía ganas de gritar de la desesperación y la adrenalina. El chico se incorporó rápidamente, mirándome como si estuviera planeando mi muerte, pero no retrocedí. El Kook me pegó un puñetazo y me agaché, esquivándolo. Continuamos así unos segundos, yo soltando todos los insultos que me venían a la mente- ¡Dos contra uno! ¡Pensé que eras más valiente, maldito gilipollas! -lo empujé.
