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Adrien Prescott
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El movimiento dentro de la casa de la familia Prescott comenzó momentos antes de que el sol se asomara por el horizonte. Como de costumbre, Adrien fue el primero en levantarse y tomar turno en ducharse. En menos de media hora, ya se encontraba vestido, con zapatos y calzados, listo para ir en busca de una taza de café. Al encontrarse en el estrecho pasillo fuera de las habitaciones, se topó con su hermano menor, más adormilado que despierto, por lo que le fue normal verlo chocar con la pared antes de poder entrar al baño de forma definitiva.
Adrien rio levemente y continuó su camino a la cocina. De forma rápida, preparó el agua en la tetera, y en pocos minutos, se escuchó su silbido característico anunciando que estaba listo. Mientras lo bebía, su madre apareció por el mismo pasillo, portando su bata de dormir.
—Hola, cariño —le dedicó una cálida sonrisa antes de besar su mejilla.
—¿Qué haces despierta tan temprano? —preguntó con reproche, dejando la taza sobre la barra—. Deberías estar descansando.
—Por favor, Adrien. No soy una anciana como para estar recostada todo el día. Aún soy fuerte y puedo hacer muchas cosas —dijo con firmeza. En ese momento se sintió una corriente de aire que la obligó a cerrar un poco más la bata—. El que debería descansar es tu pobre hermano. Anoche llegó muy tarde.
—Lo sé. Pensé en apagar su alarma, pero se levantó antes.
Cora sonrió agradecida por las intenciones de prolongar el sueño del menor de la familia. Palmeó el rostro de su hijo y paso a prepararse una taza una taza de cafe para hacerle compañía. Adrien se reprochó mentalmente por no haber logrado aplazar la alarma de Beck, hubieran bastado tan solo cinco minutos para logarlo. El joven lo tenía bien merecido.
El joven Beck, tan responsable y trabajador. Su apoyo era enorme y no habría logrado mantener la granja familiar sin su ayuda. A pesar de eso, siempre pensó que un adolescente como él debería estar en la escuela, preparándose para tener un gran futuro y no vivir en las condiciones actuales. Lamentaba tener que hacerlo trabajar, pero a veces los planes de Dios son tan extraños que es mejor no cuestionarlo. Confiaba en que todo mejoraría con el tiempo.
—Cuando esté listo, dile a Beck que lo estaré esperando para el nuevo cargamento.
—Si, cariño. Yo le diré.
Adrien asintió y camino hasta la puerta para tomar la chaqueta y gorra colgados del perchero. Cuando se dispuso a salir, se escuchó un extraño ruido proveniente del fondo del pasillo. Rápidamente giró hacia Cora, quien ya tenía su mirada puesta en la puerta de la habitación para invitados.
Sin dudarlo, y siguiendo lo que sus instintos le decías, Prescott tomó la escopeta de su padre que siempre dejaba a un lado de la puerta y comenzó a acercarse a la habitación con paso lento y sigiloso. "No te muevas" dijo en silencio en dirección a su madre. Se detuvo cuando la perilla de la puerta comenzó a girar. Aferró sus manos a la escopeta y se preparó para disparar en el momento en que el invasor apareciera frente a él.
La puerta se abrió casi por completo, dejando ver el regordete cuerpo de Eduard mientras esté aún mantenía su mirada al interior para asegurarse no olvidar nada.
—¡No sé mueva! —el grito de Adrien sobresaltó al agente.
Eduard levantó las manos por instinto para evitar un posible disparo.
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Beautiful Hell | lrh
Fanfiction𝘌𝘭 𝘪𝘯𝘧𝘪𝘦𝘳𝘯𝘰 𝘦𝘴𝘵á 𝘢 𝘱𝘶𝘯𝘵𝘰 𝘥𝘦 𝘥𝘦𝘴𝘢𝘵𝘢𝘳𝘴𝘦. - Esta historia me pertenece en su totalidad. Se prohíbe copia de cualquier tipo. Tampoco se aceptan adaptaciones. - Fecha de inicio de publicación: 12-06-21