Neera Crowford
Neera caminó de un lado a otro, dentro de la sala de interrogación, como método para disipar sus nervios. No podía mantenerse quieta. Necesitaba estar en movimiento, pero temió que aquello reflejara lo vulnerable que se sentía en esos momentos.
Respiró hondo, contó hasta tres y optó por tronar sus dedos. Un gesto casual, que cualquiera haría en cualquier ocasión. Pero las suyas estaban heladas. En lugar de darle una momentánea sensación de alivio, solo le provocó malestar, como su sufriera dolores de articulaciones. Las acunó y frotó entre sí para hacerlas entrar en calor. Al ver que no resultaba como esperaba, las levó hacia su boca y soltó aire caliente. Al menos así, una parte de su cuerpo no se congelaría.
Las delgadas ropas que vestía no hacían nada protegerla de los malos tiempos que azotaban a Helvethill. Podía sentir uno que otro espasmo provocados por las bajas temperaturas, aunque ella intuía que esos movimientos se debían más por su segunda visita a la comisaria y no por el clima.
No debería estar ahí. No podría significar nada bueno que se encontrara nuevamente ahí, mucho menos con los últimos sucesos ocurridos.
De por sí, la muerte de Luke había causado mucho revuelo entre la gente del pueblo. Ahora con el fallecimiento de un segundo miembro de la familia Hemmings, las aguas se agitaron mucho más y el rumbo había dejado de ser el mismo.
No parecía ser un buen panorama para ella.
La imagen del rubio codiciado vino a su mente, originando una enorme frustración dentro de sí. Se negó a pensar en él, no ahora. No le serviría de nada tenerlo presente de cualquier manera, por lo que tomó cualquier recuerdo y lo arrojó hasta el rincón más apartado de su mente. Lo encarceló y deseó mantenerlo ahí.
Cuando la desesperación estaba llegando a su punto más alto, alcanzó a escuchar el girar de la perilla en la puerta. Retrocedió unos pasos, al mismo tiempo que el Agente Lough se adentraba a la sala.
No fue casi nada diferente a la primera vez, salvo que Neera aún permanecía de pie.
Eduard entró, sin mirarla o prestarle algo de atención, como si estuviera solo. Se despojó de su fea gabardina y la acomodó en el respaldo de la silla. Al acomodarse, el chirrido de la silla se hizo escuchar al recibir su peso, el cual, nuevamente él ignoró. Con toda la paciencia del mundo, buscó la grabadora en el bolsillo de la camisa, y sacó de ahí mismo su pequeña libreta de apuntes. Las colocó sobre la mesa. Se aseguró que estuviera alineadas y finalmente, apoyó los codos y miró a la pelirroja.
—Toma asiento —pidió, al señalar la silla del otro lado de la mesa. Neera no movió ningún musculo—. Escucha, podemos quedarnos aquí el tiempo que sea. Yo no tengo nada de prisa, pero no comenzaré hasta que traigas tu estúpido trasero y te sientes.
Neera ahogó un quejido de su parte y no le quedó más que obedecer la orden. Odio que supiera los puntos débiles a donde pudiera atacar. No debía serle sorpresa que la buscara precisamente en un día laboral, sabiendo que corría el riesgo de perder su trabajo por llegar tarde. La señora Patt lo había dejado bastante claro, no había pasado ni un día donde no le repitiera las consecuencias de sus actos.
Con pasos lentos llegó hasta la silla señalada y tomó asiento. En esta ocasión, se cruzó de brazos y miró fijamente al hombre frente a ella.
—Muy bien —dijo él, manteniendo su postura—. Supongo que te preguntas que haces aquí...
—Vaya al grano de una vez —demandó—. Crei que estaria investigando el asesinato de Luke.
—Y eso es lo que hago —respondió con simpleza.
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Beautiful Hell | lrh
Fanfikce𝘌𝘭 𝘪𝘯𝘧𝘪𝘦𝘳𝘯𝘰 𝘦𝘴𝘵á 𝘢 𝘱𝘶𝘯𝘵𝘰 𝘥𝘦 𝘥𝘦𝘴𝘢𝘵𝘢𝘳𝘴𝘦. - Esta historia me pertenece en su totalidad. Se prohíbe copia de cualquier tipo. Tampoco se aceptan adaptaciones. - Fecha de inicio de publicación: 12-06-21