19. Dᴇᴄɪsɪᴏ́ɴ

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[...]

Disculpa por involucrarme en tus asuntos, —le hablaba Kozume— pero en mi opinión, ninguno de esos dos imbéciles merece ni la más mínima pizca de tu bondad, mucho menos tu amor.

Cada palabra que dijo el rubio no paraba de resonar en la cabeza de Hinata, estaba tan estupefacto que no podía ni reaccionar correctamente. Fue como sentir que las dos personas en las que más confiaba le estuvieran clavando un cuchillo sin siquiera haber podido poner resistencia.

En seguida, un guardaespaldas entró para avisarle a Kenma algo al oído y este se levantó de su asiento para empezar a retirarse:
Ya es hora de irnos, —dijo— voy a llevarte hasta donde vives. Vámonos.

Ambos salieron de la mansión y regresaron por el mismo camino de vuelta a la ciudad. El pelinaranja no abrió la boca en todo el trayecto, su mirada estaba perdida viendo hacia la ventana, ya no tenía luz en sus pupilas.

Al llegar a su destino, el cuerpo del pelinaranja se movía por naturaleza, fue como si era la única cosa de la que estaba consciente. Desabrochó el cinturón del auto e iba a bajarse sin decir nada, hasta que el rubio lo tomó del brazo y repitió:
Shōyō, espero que puedas pensar muy bien las cosas ahora que sabes la verdad. Quiero que tengas por seguro que cualquiera que sea tu decisión te apoyaré, yo siempre voy a anteponer nuestra amistad sobre todo. Si necesitas ayuda en algo más puedes ir a buscarme cuando quieras ¿Está bien?

Sí, gracias por todo Kenma... —respondió con un tono de voz completamente decaído. Bajó del carro y entró a la casa para ir a encerrarse hasta su habitación.

Aquella felicidad que Hinata había empezado a sentir comenzaba a desvanecerse por completo, se le escapa como agua entre sus manos. Su rostro ya no expresa nada, el nudo en su garganta se hacía más grande hasta el punto de sentir un ardor al tragar saliva. La cabeza no dejaba de palpitarle, su respiración disminuía y las lágrimas no paran de salir. Lo único en lo que podía pensar era en los momentos tan dulces y agradables que pasó junto a Kageyama y Atsumu, deseando creer que todo fuera una ilusión.

• • • ✤ • ✤  • • •

Luego de escuchar de la boca de Kageyama el riesgo que corría Hinata junto con aquella persona de ojos felinos, se apresuró hasta llegar a su casa, esperando encontrarlo sano y salvo, junto con una sonrisa en su rostro para luego cenar juntos. Desafortunadamente, todo fue muy distinto a lo que jamás pudo imaginar.

—...Shō-

—¿Por qué no me dijiste que Kageyama y yo estuvimos justos desde la preparatoria? —le interrogó el pelinaranja con una notoria decepción— Tú sabías por todo lo que pasé con él y aun así permitiste que yo me acercara de nuevo.

Shōyō tú... No tienes idea del rostro de dolor que tenías cuando pasaste por aquel sufrimiento. No quería ver de nuevo esa expresión en ti —se justificaba el rubio.

Entonces ¿Me estás diciendo que fue mi culpa el hecho de que mintieras?

¡No! Claro que no. La decisión de mentirte solo fue mía.

¿Y no pasó por tu cabeza que el único que podía resolver las cosas era yo? Lo único que hiciste fue entrometerte en nuestras vidas, sin dejarnos la opción de arreglarlo por nuestra cuenta.

Shōyō, te juro que mi intensión jamás fue entrometerme entre ustedes, pero pensé que si los dos se alejaban, ambos podrían comenzar una nueva vida sin tener que recordar su doloroso pasado. Todo lo hice pensando en tu bien.

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⏰ Última actualización: Apr 17, 2022 ⏰

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