6. Sᴏɴʀɪsᴀ ᴀᴅɪᴄᴛɪᴠᴀ

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*Al día siguiente por la tarde: *

¡Shōyō-kun~! ♡ — gritó desde lejos Atsumu, corriendo para llegar hasta donde se encontraba el pelinaranja esperándolo desde la estación de trenes.

Al escuchar su nombre, Hinata volteó y extendiendo los brazos para recibir al contrario, exclamó feliz:
¡Atsumu-san!

Un abrazo fuerte y muy cálido los reconfortó después de haber estado separados durante tanto tiempo.

Aaah...— suspiró el rubio —Estoy tan feliz de poder tenerte entre mis brazos otra vez que siento que mi corazón se me va a salir de tanta emoción— decía mientras apretaba el cuerpo del anaranjado y también olía y acariciaba su cabello.
—¿Qué haces?— se estremeció Hinata al sentir que Atsumu bajó hasta su cuello.
—Estoy oliendo tu aroma.
—¿Eh? ¿Por qué tú-?
—Sabías que el cerebro puede reconocer el olor de la persona amada gracias a las feromonas que libera el cuerpo, lo que provoca la atracción sexual.
—...¿Fero...monas?— el pequeño tragó saliva delatando su nerviosismo —¿Atracción...sexual?
—¿Fascinante cierto?— Atsumu aprovechó el momento para susurrar esas palabras al oído haciendo que Hinata se ruborizara de un rojo intenso.

Al estar aún abrazados, el rubio pudo sentir el corazón de Hinata acelerarse y decidió que era el momento de dejar de molestarlo, después de todo, ya había logrado dejarlo sin palabras, era muy tierno verlo en ese estado.

Soltándolo con delicadeza para alejarse un poco, le dijo:
—Llamé a tu hermana hace una hora y le di la dirección de mi casa ya que desde ahora en adelante vas a vivir conmigo.

Recuperando la compostura Hinata respondió:
—Oh muchas gracias, aunque quiero que esto solo sea temporal y cuando consiga un lugar dónde vivir me mudaré, no quiero causarte tantas molestias.
—No tienes de que preocuparte, a mi me hace feliz vivir contigo así que vamos, quiero que conozcas el lugar lleno de amor que será tu hogar para toda tu vida.
—Eres una persona muy amable Tsumu. ¡Vamos a casa entonces!— terminó de decir Hinata con una sonrisa deslumbrante, cualquiera caería rendido ante tal belleza y por supuesto Atsumu no era la excepción, le emocionaba saber que podría disfrutar de tan exquisitas expresiones cada día.

Así, se dispusieron a ir a casa de Atsumu, un lugar grande, elegante y espacioso que había logrado comprar gracias a sus ahorros y un poco del apoyo de su familia. Contaba con dos habitaciones con sus propios baños, un comedor, una cocina, una sala y un pequeño jardín.

Cuando llegaron, ya todo estaba perfectamente limpio y ordenado ya que el dueño de la casa se había pasado todo el día anterior preparando todo justo antes de la llegada del pelinaranja, por eso solo hacía faltaba que Hinata guardara sus pertenencias en su habitación. Comieron un pequeño refrigerio, hablaron un poco y luego de haber tomado una ducha y cambiarse de ropa, mientras se secaba el cabello con una toalla Hinata le dijo a Atsumu:

—Tsumu-san.
—¿Si? ¿Qué pasa?
—Tengo que ir al hospital a hacerme un chequeo, antes de venir contigo contacté al doctor para avisarle que ya estaba de regreso y me dijo que tenía que ir hoy.
—¿Heee? ¿De nuevo separándote de mi? ¡No quiero que te vayas~!— se quejó adorablemente tirándose en el sillón de la sala.
—Oh vamos, pareces un cachorro comportándote de esa manera.
—Puedo serlo si tú quieres.
—Jajaja no digas tonterías, ya me tengo que ir, volveré más tarde— dijo el naranja revolviéndole el cabello.
—Está bien, ve con cuidado, te esperaré con una cena deliciosa.
—Bien, entonces regresaré rápido para cenar juntos— dijo Hinata dirigiéndose a la puerta acompañado de Atsumu.
—¡Bye bye honey!— se despidió el rubio.

Cadenas de obsesión [En Emisión] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora