La noche anterior:
—Yo lo sé... Lo sé, pero aun así, —decía Atsumu con un rostro lleno de tristeza mientras tomaba de la mano a Hinata, quien estaba profundamente dormido con una sonrisa dibujada en su rostro— ...no estoy dispuesto a rendirme después de esperar tanto tiempo.
❀ ❀ ❀
Atsumu:
Desde el momento en que vi a Shōyō por primera vez, mi vida ya no fue la misma. Un sentimiento muy bonito que no había experimentado nació dentro de mí, haciendo que mi corazón al fin latiera con un propósito.
Lo conocí en un partido de vóleibol en la preparatoria, a pesar de que éramos contrincantes, yo me enamoré perdidamente de ese pequeño, energético y alegre ser. Él se veía tan lindo, tan deslumbrante, pero sobre todo...se veía feliz junto a alguien más...
¿Cómo podría siquiera acercarme?, su corazón ya tenía dueño, no era cuestión de rendirse era que yo ya estaba derrotado desde el principio. Me resigné a la idea de nunca poder tener un poco de su atención.
Aunque quise olvidarme de esos sentimientos que me quemaban por dentro y enfocarme en otras cosas como universidad, gimnasio, trabajo, incluso traté de salir con otras personas, pero nada funcionaba. Llegué a pensar que haberlo conocido había sido mi perdición, la desesperación se apoderó de mí, todo el tiempo deseaba ir a buscarlo, pero no quería ser la causa de problemas, él ya tenía pareja. A pesar de saber todo eso, no pude renunciar a él.
✤✤
Y así sin imaginarlo, un día lo encontré otra vez. Ahí estaba él, descansando en la banca de un parque que yo no solía visitar, se veía tan sereno y estaba más lindo que antes, la brisa atrajo hacia mí su inigualable perfume, cítricos y vainilla. Fuera una trampa de la vida o no, no quise acercarme, solo me dediqué a observarlo desde lejos, con eso me conformaba.
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Cadenas de obsesión [En Emisión]
FanficQuise construir un mundo en donde fueras feliz, en donde tu sonrisa fuera la única expresión en tu rostro y que jamás conocieras el significado de dolor. Pero aunque el mundo esté rodeado de rosas, las espinas siguen estando ahí. A ti, Hinata Shōyō...