16. Dᴇʙᴇ sᴇʀ sᴏʟᴏ ᴜɴᴏ

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[...]

Devolviéndole la mordida, el azabache dejó una vistosa marca en el labio inferior de Hinata, resaltando aquella sensual expresión llorosa y excitada por la descarga de pasión que había sido suelta en ese largo beso. Entre la poca distancia que tomaron entre ellos y respiraciones agitadas que se mezclaban entre sí, volvieron en lentitud a la realidad, una realidad en donde ellos no eran más que amigos.

Tras recobrar completamente la cordura, ninguno de los dos quiso decir una sola palabra de lo avergonzados que sentían por la manera en la cual se habían comportado y la postura descontrolada en la que se dejaron envolver. Hinata se retiró con prisa estando enrojecido hasta las orejas y Kageyama se recostó nuevamente en el sofá, seguido de un largo suspiró cubriéndose el rostro con el brazo izquierdo para intentar dormir un poco y tratar de despejar sus pensamientos.

Ambos necesitaban definir con urgencia cuál sería su verdadera relación.

Puede sonar simple, pero no lo es en absoluto. Las emociones son más fuertes que la mente, no es sencillo suprimir de la noche a la mañana todo lo que se ha reservado en el interior. Algunas veces la atracción puede llegar a producir un sentimiento peligroso, la codicia de obtener lo que se anhela en cuerpo y alma provocan un apetito de posesión que no puede saciarse tan fácilmente.

––– ✤ ✤ ✤ –––

Encontrándose dentro del centro comercial B'zing, Kageyama esperaba sentado a la persona con quien había hecho un pequeño trato hace algunos meses. Aunque se sentía algo ansioso trataba de no aparentarlo, pues no era momento de arrepentirse de lo que estaba apuntó de hacer.

Cuando tuvo frente a él a aquella persona, le preguntó con una expresión seria:
¿Te aseguraste de que no te siguiera?

Sí, podemos hablar tranquilos —respondió el contrario, y tomó asiento con las manos dentro de los bolsillos de su sudadera roja esperando una buena explicación a tan urgente y repentino llamado.

No le dije la verdad a Hinata, si eso es lo que quieres escuchar —aclaró.

Es un alivio, pero no me hiciste venir aquí por eso ¿cierto?

El azabache frunció exasperante el ceño:
—… ¿Por qué siempre tienes que ser tan engreído cuando aseguras tener la razón?

Solo dime qué es lo que quieres —le insistía.

A Kageyama jamás le agradó esa actitud tan directa de ese chico, pero en esa ocasión haría a un lado su molestia por lo delicado del asunto. Hizo una pausa para tomar aire y calmarse y le comunicó en seco:
Quiero romper nuestro acuerdo.

… ¿¡QUÉ!? —Atsumu golpeó fuertemente la mesa con sus manos. Suplicaba al cielo haber escuchado mal.

No quiero seguir mintiéndole a Hinata —se explicaba el azabache.

—¡Pero si tú mismo fuiste el que propuso eso! Mientras te dejara estar cerca de él, tú jamás le contarías sobre su pasado ni yo del accidente.

Lo sé, pero ahora que Hinata está comenzando a recordar, él no descansará hasta saberlo todo. Y si ese es el caso, yo mismo se lo contaré.

—... Sabía que estabas demente —dijo agarrando su cabeza por ansiedad—. Desde que Shōyō vino a mí diciendo que me había recordado gracias a ti, supe que algo andaba mal.

Puede que no confíes en mis intenciones y que no tenga derecho a nada, pero quiero enmendar lo que hice. Te juro que traté de deshacerme de mis sentimientos por Hinata, pero es algo que ya está aferrado a mí y nunca podré eliminar...

Cadenas de obsesión [En Emisión] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora