Capítulo 4

1.5K 113 33
                                    

Los golpes en la puerta me despertaron y entonces me percaté de la voz de Kate proveniente del pasillo.

—¡Bestia, levántate ya! —gritó.

Me removí entre las sabanas y no hice intento alguno por abrir los ojos.

—¡Bestia! —volvió a golpear la puerta— ¡Nat vendrá en cualquier momento!

¿Natasha? Abrí los ojos ahora sí completamente despierta. Rápidamente avente las sabanas hacía un lado y me metí a dar una ducha bastante rápida. Tras salir de bañarme opte por ponerme de nuevo mi pijama para salir a buscar a Kate, la cual corría de un lugar a otro en busca de algo.

—Yo creí que no te levantarías nunca—farfulló.

—¿Qué buscas? —pregunté tratando de evitar sus reproches.

—Mi cartera—aventó un cojín del sofá en busca de dicho objeto. —Puedo jurar que la deje aquí—apunto al sofá.

Miré el reloj, faltaban veinte minutos para las ocho de la mañana. ¿Cuánto se tardaría Natasha en llegar...? ¿Por qué rayos me pregunto eso?

—Busca en tu cuarto, Kate—musité tratando de dejar atrás mis pensamientos.

Ella me miro y salió corriendo a su habitación. Dos segundos después llamaron a la puerta.

—Wands, por favor abre—me gritó Kate desde su cuarto.

Caminé perezosamente hasta la puerta para abrir. Lo que vi me deslumbro por completo.

—Buenos días—me sonrió y aquella fierecilla enjaulada saltó de un lado a otro en su pequeña cárcel.

—Buenos días, Natasha—le devolví la sonrisa—. Pasa—me hice a un lado para que pudiera pasar.

Me le quedé mirando mientras pasaba a mi lado. Iba vestida con una chaqueta negra de cuero, jeans y blusa negra. Usaba unas gafas de sol tipo aviador que le daba un aspecto más comercial a su rostro, parecía de esas modelos que sólo ves en revistas importantes.

—Bonita pijama—musitó mirando mi atuendo. Me enrojecí y mordí el labio inferior totalmente apenada. Nadie excepto Kate me había visto en pijama.

—Gracias—murmuré.

—¿Dónde está Kate?

—En...—pero no pude terminar de hablar porque fui interrumpida.

—¡Aquí! —Kate salió prácticamente corriendo de su habitación.

—Hola, preciosa—le saludo Natasha antes de acercarse y besarla.

Desvié mi mirada dándoles privacidad y me escabullí hasta mi habitación. Privacidad, ¿eso quería darles? ¿o solo quería calmar a la fierecilla que de pronto se sintió incomoda?

Me cambie rápidamente mi pijama por el outfit que usaría este día.

—¡Wands, debo irme! —gritó Kate desde algún lugar cercano a la puerta.

Salí del cuarto no sin antes tomar mi cámara fotográfica.

—Te veo más tarde, espero se diviertan—me dijo—Las amo, a las dos—nos lanzó besos antes de desaparecer por la puerta.

—¡Suerte! —le grite, pero ella ya había cerrado la puerta.

Miré entonces a Natasha quien se encontraba parada mirándome a mí.

—Creí que íbamos a desayunar en pijama—musitó divertida al notar mi cambio de ropa.

El rubor corrió de nuevo por mis mejillas, por lo que opté por bajar la cabeza.

El manual de lo prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora