Capítulo 22

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Miré los mimos que Natasha y Kate se hacían; me sentí mal al ver dicha escena.

Yelena me codeó y me hizo seña de que nos fuéramos de ese lugar. A ambas nos lastimaba estar viendo a la feliz pareja.

La tomé de la muñeca y la dirigí hasta mi habitación. Una vez que cerré la puerta, fue cuando me di cuenta de que la atención de la pareja estaba en nosotras. Lo último que quería era que Kate y Natasha pensaran mal acerca de Yelena y mí, pero tenía el corazón demasiado adolorido como para detenerme a pensar en otra cosa.

Yelena se sentó en mi cama y yo me quedé recargada a la puerta. Ambas nos miramos por un largo instante, como si nos comunicáramos con los ojos.

Fue Yelena quien rompió el silencio.

—Me imagino que te divertiste mucho—dijo.

—Como nunca—admití. Me retiré de la puerta para sentarme a su lado—. ¿Y qué hay de ti? ¿Por qué estabas con Kate?

Sonrió.

—Bueno, al no encontrarlas a ustedes aquí, me llamó a mí—comenzó a explicar—. Tu sabes que no desaprovecharía alguna oportunidad para estar con ella y bueno, tampoco la iba a dejar sola—confesó.

Me tumbé sobre la cama, suspirando.

—¿Te confieso algo? —musité.

Yelena se giró sobre su asiento y me miró desde arriba.

—Dime.

—Amo a tu hermana—susurré. Yelena rio.

—Cuánto lo siento—me palmeó la pierna, cerca de la rodilla.

~

Conforme pasaban los días, la culpa no desaparecía, sino que, por el contrario; iba aumentando.

Caminé por las calles que ya conocía para llegar hasta el laboratorio de fotografía de los Jones. Lugar donde se encontraba una de las pocas personas que sabían comprenderme y apoyarme. Aunque esta vez hablar con MJ no sería tan sencillo ya que Peter me acompañaba. El se ofreció en seguida de que me encontró en el pasillo del edificio y supo que me dirigía para acá.

Lo miré.

—¿La invitarás a salir? —pregunté.

—¿Crees que diga que sí? —inquirió nervioso.

—Por supuesto que sí—reí.

—¿Crees que le guste? —preguntó.

—Eso... averígualo hoy—respondí.

Cuando llegamos, Peter se colocó detrás de mí, como si fuera un niño totalmente tímido. Los ojos de MJ se llenaron de brillo al verlo.

Me hice a un lado para no obstruir su vista. La sonrisa que tenían decía más que mil palabras.

Me aclaré la garganta para hacerme notar. MJ me miró al instante.

—Oh, Wanda. Hola, ¿nuevas fotos? —le sonreí, dándolo por hecho.

Les di la oportunidad a MJ y a Peter de hablar. Esperaba que Peter realmente la invitará a salir.

Tras revelar las fotografías, las coloqué en una pila y las miré una por una. Eran como veinte fotografías y la mayoría tenían una cosa en común; el rostro hermoso de Natasha.

Se me había vuelto como una obsesión retratarle, era como para guardar el recuerdo o al menos tener una prueba de que los momentos a su lado habían sido reales.

El manual de lo prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora