Bajé las escaleras a toda prisa. Estaba asustada, no sabía qué pensar o qué pensamiento en mi cabeza obedecer.
Necesitaba huir al menos por un rato, sacar a Natasha de mi cabeza al menos por una fracción de segundo. Saqué mi móvil y tecleé el número de Yelena.
—¿Aló?
—Yelena, soy yo, Wanda. ¿Podrías hacerme un favor? —pregunté con la voz temblorosa.
—Claro, dime.
—¿Podrías ir por Kate a las empresas?
—Pero... ya salió, ¿no?
—Sí, pero encuéntrala en el camino antes de que se venga en taxi o algo parecido. Ofrécete a traerla a casa todos los días, por favor—farfullé mientras caminaba calle abajo.
—¿Puedo preguntar el por qué?
—Sólo tráela a casa, ¿quieres? Luego te explico.
—Está bien.
—Date prisa, adiós.
—Hasta pronto.
—Gracias—musité.
—No, gracias a ti.
Colque la llamada y devolví el celular a mi bolsillo. Me abracé debido al frío y seguí caminando sin dirección. Mi plan era que Kate estuviera más pronto en casa de lo que suele llegar. Todos y cada unos de los días que me restaran aquí. Así, no ignoraría a Natasha de forma tan obvia, pero sería menos tiempo estando con ella y eso ayudaría bastante a que de una vez por todas controlara mis sentimientos.
Decidí parar a mitad de una calle, no sabía a dónde me dirigía y si seguía sin rumbo, seguro me perdería.
No podía ir a donde MJ debido a que allí no había nadie, ella seguro estaría en su cita con Peter. La gente me esquivaba y pasaba a mi lado, totalmente indiferente, mientras yo me quedé inmóvil allí. Había caminado apenas dos calles lejos del edifico y sabía que, si caminaba más, terminaría perdiéndome.
Recordé un pequeño parque a unas cuantas cuadras más, un fácil camino para seguir. Fuiste hasta allá para desperdiciar tiempo y que se hiciera tarde solamente para no ver a Natasha.
Cuando llegué, me apoderé de una de las bancas de metal que adornaban los caminos del parque y me senté a observar cómo el cielo oscurecía totalmente.
No pude evitar pensar en Natasha, la amaba, ni siquiera sabía cómo y con tanta rapidez. Me era absurdo, ilógico. Era casi ridículo como quería escapar de esos sentimientos que no debían de estar en mi corazón. Ridículo, sí. Porque en realidad estar a su lado era lo único que en este momento quería hacer.
Apreté el sobre en mis manos, haciéndolo crujir. El viento me movió los cabellos y me despejó un poco la mente, haciéndome pensar en algo que hasta el momento le faltaba atención de mi parte.
Algún día tendría que irme. ¿Y que pasaría? ¿Qué me llevaría? La agobiante presión en el pecho apareció apretujando mi corazón y sacudiéndolo de forma violenta. El solo hecho de pensar en eso, me dolía. Me iría y tendría que dejar aquí mi corazón, pero sabía que era la mejor opción que podía hacer.
Me burlé de mi misma, yo no era tan distinta a Kate, huir también era mi opción más fácil. Pero al pensar en Kate, el corazón se me encogió aun más adolorido. La historia podría repetirse de nuevo y ella ¿a dónde huiría esta vez? Su antigua novia la había lastimado con aquella actitud que había tomado. La había cambiado de un día a otro y el frágil corazón de Kate no pudo resistir aquello, la dejó destruida porque ella la amaba. Así que decidió mejor mudarse de país, de continente.
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El manual de lo prohibido
FanficA veces el amor llega en el momento más inesperado y de la persona menos esperada o apropiada... a veces se encuentra en alguien totalmente prohibida... ¿o no? Esta historia no me pertenece, simplemente hago la adaptación.