Capítulo 36

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Me había pasado casi toda la noche en vela, ideando algún buen nombre para mi trabajo, algo que fuera como el título de una historia, pero nada era lo suficientemente bueno. Luego recordé una de las conversaciones que había tenido con MJ, aquella en donde le mostré la cantidad de fotografías que había tomado de Natasha. Había usado un término para referirme a ellas: Manual de lo prohibido, porque para mi eso eran; entonces tuve la idea y el nombre para mi exposición.

Luego de que llamé a Blade quién encantado aceptó el título, tecleé el número de Carol, ella aun me debía ciertas explicaciones. Le pedí que viniera a mi casa y a los pocos minutos apareció tocando mi puerta. La hice entrar y la senté frente a mí en la sala.

—¿Recibiste la noticia, no? —me sonrió, no sabiendo qué esperar.

—Justo ayer. ¿Por qué no me dijiste?

—Porque pensé que ibas a decir que no y no estoy equivocada, ¿verdad? —enarcó una ceja.

—Pues no, pero... acepté —exhalé.

—¿Aceptaste? ¿En serio? —la expresión de viva alegría le volvió al rostro.

—En contra de mi misma, incluso —admití.

—¿Por qué dices eso? —preguntó confundida.

—Porque al exponer esas fotografías, terminarán por odiarme, Carol. Fui y destruí su perfecta relación, le mentí a Natasha al decirle que no la amaba y ahora, vengo aquí a exponerle mi vida a medio mundo.

—No estás exponiendo tu vida —me contradijo—. Cada persona interpretará las fotografías a su manera, allí no dice "le robé la novia a mi mejor amiga" ¿o sí? —volvió a levantar la ceja.

—Ya lo sé, pero soy tan egoísta que no importa tanto que Natasha se enoje y me odie por completo, me duele muchísimo pero... sólo quiero verla de nuevo. Por eso acepté, Carol, esto me da la esperanza de volver a contemplar su rostro.

—¿Egoísta? Wanda, eres la persona menos egoísta que conozco—me dice tiernamente—Pero te diré lo que sí eres: masoquista —fruncí el ceño pero ella continuó hablando—. Por una vez en tu vida, Maximoff, date gusto a ti misma. Vives preocupándote de la vida de los demás, de sus opiniones y te dejas de lado —me sacudió ligeramente de los hombros—, piensa por una vez en ti. Si esto puede que te acerque a esa tal Natasha, pues no te detengas. Por una vez en la vida, lucha por lo que quieres.

No me había detenido a pensar, que aunque Carol fuese una tonta de sentimientos, podría llegar a ser también la amo y señora de la razón. Y justo ahora la tenía, no me iba a echar para atrás pensando en la gente a mi alrededor, o la que alguna vez estuvo allí; aun por más ridícula que fuera la idea y burda la esperanza, debía seguir adelante.

—Supongo que tienes razón, Danvers —le sonreí y ella también.

—No supongas, la tengo —rio y luego me abrazó—. Sé que va a ser la exposición fotográfica más popular en Nueva York —me animó.

—O más allá.

~

Después de aquella tarde y de muchas más, mientras el tiempo seguía su trascurso y con el se llevaba mis suspiros; la fecha de la exposición fotográfica se acercaba. Blade había hecho su reconocido trabajo al darle la suficiente publicidad al mío; mandando a imprimir folletos, volantes e incluso un espectacular en la ciudad. Blade era un viejo chiflado, pero me daba esperanza. Inclusive se utilizó el diseño de una página web en la Internet, anunciando la exposición fotográfica "Manual de lo prohibido" por Wanda Maximoff y a lado, una fotografía de Natasha, la que Carol había llevado a Blade. Ver mi nombre bajo el título y a lado de la fotografía era para mí como una llamada de auxilio para que Natasha la pudiera ver. Algo que esperaba la trajera hasta mí al reconocer aquel nombre, del cual anhelaba no se hubiera olvidado tan pronto.

El manual de lo prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora