[One-Shot] Veamos las estrellas

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La luna, las estrellas y el firmamento siempre fueron uno de los mayores misterios para muchas personas a lo largo de la evolución de nuestra sociedad, entregándonos cientos de preguntas que los avances en la era del hombre se encargaban de responder con la consecuencia de generar varías más, era el ciclo sin fin en el que algunas personas depositaban prosas de anhelo y baladas de amor las cuales bien podían trascender entre los mortales como ser el secreto más preciado de un alma joven.

Los deseos se acumulaban como estrellas en el cielo nocturno, tanto como las ilusiones o las esperanzas de muchos jóvenes, caso que se aplicaba perfectamente a Lily Loud.

La pequeña observaba con calma desde el costado de su cama por la ventana como aquellas linternas perpetuas parecían iluminar su ser cada noche sin falta, quizás en alguna siniestra ocasión aquel gusto podría ser ocultado por negros mantos nubosos, pero ella era consciente que eso no sería más que un efecto temporal que tarde o temprano le permitiría contemplar aquello que con tanto deseo contemplaba cada noche sin falta.

Su visión estaba centrada en aquellos astros pensando que maravillas podrían ocultar, al cerrar sus ojos se imaginaba que nuevo conocimiento guardaban para ella o aquellas especies que la recibirían en su búsqueda por el eterno e infinito espacio que se alzaba sobre ella, más al abrir sus ojos tristemente debía volver a la realidad.

Aquella pequeña habitación, el frío ambiente que ese solitario lugar le enseñaba cada día, el deprimente hogar en el que se encontraba cada que intentaba conversar.

Su único escape era ese pequeño y anticuado telescopio que le habían regalado unos meses atrás, era su escape de ese lugar, de ese pueblo, de su pequeño planeta ante su significado para la existencia.

Era su pertenencia más preciada porque con ella podía buscar aquello que se le había perdido entre las estrellas.

Unas que esa noche se preparaban para ocultarse una vez más de su propia vista.

Más el estruendo proveniente de la cocina le hizo volver a la realidad, su realidad.

Rápidamente salto de la cama y se encamino hasta la fuerte sonora con el objetivo de averiguar el motivo de aquel desastre solo para encontrarse a un anciano hombre a nada de impactarse siendo sostenido por un adolescente de cabello blanco entre un par de ollas esparcidas por el suelo.

- Te dije que me esperaras sentado en la mesa.

- No me trates como un invalido chico, aun le queda algo de vida a estas viejas piernas.

- Y por eso casi te matas, ¿Acaso quieres terminar de fracturarte la cadera?

- Lincoln, en serio, cállate.

- No, no lo voy a hacer solo porque quieres demostrar algo que nadie te está pidiendo ni menos arriesgándote así por algo sin importancia.

- Tú no lo entiendes, estar todo el día sentado no es algo que alguien como yo soporte, incluso tú me enseñaste eso cuando estaba en el centro de retiro.

- ¡Pero en ese entonces todavía podías valerte por ti mismo, ahora deja de ser un anciano tan obstinado y déjame llevarte!

- ¡Yo puedo con un demonio, no soy un bebé!

- ¡No voy a permitir que te hagas algo solo por obstinado! No quiero tener que...

- Tener, ¿Qué? Vamos, dilo.

- Yo... no...

- ¿Qué paso?

En ese momento ambos peliblancos cambiaron el foco de su vista instantáneamente con el objetivo de encontrarse con aquella suave voz que había interrumpido su discusión, ennegreciendo todavía más la expresión del casi adulto peliblanco.

Cosas varias - One Shot, Ideas...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora