Prólogo

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26 de julio, 2014

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26 de julio, 2014

Unos ojos esmeraldas cabreados me observan desde la cuna, rio.

—Astrid Lizeth, ya te escuché, deja de llorar. —Al parecer, ella entiende lo contrario y empieza a llorar más fuerte de lo que ya lo estaba haciendo.

Y yo que pensaba que eso era imposible.

«Temo decirte que no lo es»

La tomo en mis brazos, ella deja de llorar para observarme, arrugando la nariz y haciendo pucheros. Me siento en mi cama y tomo el biberón de la mesita de noche, no tardo en dejarlo en su boca; ella se concentra en succionarlo energéticamente.

El sentir el colchón de mi cama hundirse hace que aparte la vista de mi bebé. Mi hermano mayor se encuentra boca abajo a mi lado, mientras que mi melliza está sentada en el piso de mi habitación, viendo a un punto indefinido de la pared.

—¿Los despertó?

—A nosotros y a toda California —es la respuesta que Axel me da.

—A Alexahi no lo despertó —ataco.

—A Alexahi, no lo despierta ni el fin del mundo —contraataca mi hermano, pasando una de sus manos en su cabello de un intenso color caoba—, Xahi cae en coma cuando duerme.

—¿Axa llegó? —pregunto. Saco el biberón vacío de la boca de Lizy, antes de apoyarla en mi hombro y darle palmaditas en su espalda.

—No, que yo sepa —responde abrazando una almohada. Acuesto a Lizy en el medio de la cama, cuando termina de liberar todos sus gases.

—¿Por qué están en la oscuridad? —Y tal como si la hubiésemos invocado, Axa aparece, encendiendo la luz antes de recostarse del marco de la puerta.

Después de que Lizy —el apodo que mi familia le dio a Astrid Lizeth— le dieran de alta en la clínica, mis hermanos me convencieron de regresar, otra vez, a la casa de mis padres, así ellos podrían ayudarme con Lizy y demás. Yo no puse resistencia alguna. Yo no quería volver al apartamento que Karine y yo habíamos comprado, no podía.

—¡Apaga la luz! —gruñe mi hermano.

—A mí no me hables feo —le gruñe de vuelta mi hermana.

—¿Cómo te fue? —intervengo, porque conociendo a los personajes, esto terminara en sangre.

—Genial, fuimos a una feria —responde Axa con una sonrisa bobalicona en su rostro.

»Tengo hambre, ¿hicieron cena?

—¿Luke no te dio nada de comer? —le pregunta Axel, moviendo un oso de peluche frente a Lizy, la bebé lo sigue con sus ojos e intenta agarrarlos con sus manitos— Esta niña es demasiado bonita, ¿estás seguro que es tu hija?

—Por supuesto que es bonita, se parece a mí —dice de la nada Alexis, saliendo de su trance. Axael se sobresalta de la sorpresa.

—Mierda, Alexis Siena, no te había visto— exclama Axa, con una mano es su pecho. Dramática.

»Luke si me pregunto si quería comer, pero yo le dije que no tenía hambre, ahora me arrepiento de haberle dicho eso.

—Saben ya es hora de dormir —comento "casualmente", al notar que mis hermanos se están poniendo demasiado cómodos en mi cama.

—Dile eso a Lizy —dice Axa, tomando a la susodicha—, ella no tiene planes de dormir.

—Dámela, para dormirla —le ordeno, extendiendo mis brazos. Ella me la pasa y yo la acuno contra mi cuerpo—. ¿Cómo van en la universidad? —le pregunto a mis hermanos mayores.

—Supongo que bien —responde Axa.

—¿Qué es la universidad? —responde Axel con otra pregunta, abrazando a Alexis.

—Tanto amor me confunde —murmuro, observando a mis hermanos.

—Ya se durmió —susurra Axa, señalando a la pequeña bebé en mis brazos. Me levanto y la acuesto en su cuna, no antes de darle un beso en su frente.

—Ustedes están muy cómodos —reclamo, al acercarme a la cama y notar que Axa también está invadiendo mi espacio.

—Hoy vamos a dormir todos contigo, porque te amamos mucho —comenta mi hermano mayor con un claro sarcasmo. Me quejaría si no supiera que llevarles la contra sería perder mi tiempo.

—¡Esperen! —exclama Axael, sobresaltándonos. Como reflejo dirijo a mi vista a la cuna del otro lado de la habitación, por suerte, no hay movimiento—, falta Xahi. Lo voy a ir a llamar. —Tan rápido como termina de hablar, sale disparada fuera de la habitación, como si un cohete la estuviera arrastrando.

—Xahi le va a lamentar la existencia.

—Sí —exclamamos mi hermano y yo en unísono. Dándole la razón a nuestra hermana.

Unos segundos más tarde Axael aparece, arrastrando a un malhumorado y soñoliento Alexahi.

—No sabes cuánto te odio, Axael Sophia —gime Xahi, tirándose sin nada de cuidado en la cama.

Apago la luz y me acuesto al lado de Axa, quien no tarda mucho en quitarse sus jeans; estando en bragas y camiseta me abraza. No me incómodo, ya estoy acostumbrado a ello.

La cama es grande, es una cama king, pero somos cinco adolescentes, que ahora parecen sardinas en una lata.

¿Por qué a mí, Dios?

Tomo mi teléfono, para ver la hora, aunque mi atención va a la chica que tengo de fondo de pantalla: Karine. Es una foto de ella haciendo un puchero, foto que ella misma puso ahí. Suspiro, remplazando la imagen por una impersonal de un atardecer.

—La mejor decisión que tomaste —susurra Axael, yo sonrío antes de verla.

—Sí —exclaman Axel y Alexis al mismo tiempo.

—Lo que ellos dijeron. —La manera perezosa y distraída en la que Xahi habla hace que todos riamos—. Tengo sueño, no me juzguen —se defiende, haciendo que las risas aumenten.

Adoro a estos saltamontes.

Adoro a estos saltamontes

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Un Beso Bajo Las Cámaras (BAEM #1) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora